- ¿Identificás cuándo comenzó tu camino en la música?
Comenzó desde que puedo recordar. Desde la infancia bien temprana el camino se perfiló para el costado musical. Siempre fue variando el protagonismo que la música tuvo en mi vida, pero creo que ya hace varios años que ocupa el puesto top one. Sin música, muero.
- ¿Creés que es posible definir el estilo de un artista? En caso afirmativo, ¿cuál sería el tuyo y a quiénes reconocés como tus influencias?
Creo que el estilo es el modo en que ponés tu pasión y tu alma dentro de un campo inmenso que es la música y el arte. Es el modo en que pintás una postal sonora con tu brocha que es el ritmo y las palabras. Creo que el estilo está siempre en movimiento y que no es algo cerrado. Creo que cuando los artistas tienen un estilo tan idéntico a sí mismos todo el tiempo, el loop se pone denso y su llama perece. El estilo que creo que me identifica es la fusión, donde se componen canciones con elementos y ritmos que vienen de distintas geografías y momentos en el tiempo. Como la cumbia, el rap, el reggae, el dub, las coplas, la canción, el dancehall, la música electrónica, el dubstep, el moombahton. Casi todo, mezcla de manifestaciones originarias, ya sean latinoamericanas, rioplatenses, jamaiquinas, centroamericanas, africanas: todo pasado por la conciencia y la estética que busco de un sonido potente, mayormente digital. Amo el sonido bueno, me importa. Mis influencias son el folklore argentino, el reggae, la música latinoamericana, el rock, el rap.
- Hiciste giras por diferentes países de Latinoamérica. ¿Te interesás en el trasfondo cultural de los lugares a los que vas a tocar? ¿Existe algún tipo de asimilación por parte del artista? ¿Podrías comentar alguna experiencia particular?
Soy muy observadora y me gusta mucho comprender y disfrutar los lugares donde voy desde un costado más local. En general voy a lugares con amigos o productores o colegas locales y curtimos la vida real de la ciudad o el pueblo donde caemos. La música, la comida, la historia de los lugares me motivan. A veces voy a un lugar y estoy solo un día y estoy cansada, pero trato de -aunque sea si tengo dos horas- salir a caminar y recorrer lo que pueda y comerme algo en la calle, no lo puedo evitar.
-Nombrar es identificar, definir. ¿Qué creés que lleva a un artista a utilizar un seudónimo?
Por un lado, podría decir que mi política y filosofía de vida tienen que ver más bien con la muerte del nombre propio. Pero por otro lado, creo y conozco el poder del nombre. El poder como potencia. Creo que si no estás, está tu nombre y tu nombre tiene que ser capaz de, por lo menos, representar una pregunta. Vivía en la calle Bolivia y por eso Miss Bolivia. Por otra parte, porque es un lugar que amo y siempre me inspiró y sentí alta conexión natural. Siempre que fui creo que se me recargó el plexo solar y un par de chakras más y me duró como un año la recarga cada vez. Me interesa la idea de utilizar un prefijo muy común en el género que hago (como “Miss”) y me gusta provocar con esa palabra en inglés –hegemónica que denota status de algún modo- con el nombre propio Bolivia: power latinoamericano hirviendo que tiene la garantía de la Pachamama.
-¿Qué opinás de la utilización mediática de tus canciones, particularmente “Jalame la tanga” en el caso De Gran Hermano?
No tengo problema con la utilización mediática de las canciones. Particularmente, “Jalame la tanga” en gran hermano, fue la primera canción que se sincronizó en tele y por un lado, ya me tenía harta y no la quería cantar más porque yo no quería que fuera el corte. Me daba bronca que unos gatos vestidos de cowboy en un palo bailando hicieran coreos con la canción que había parido con sacrificio. Luego comencé a relajarme con el asunto. Originalmente “Jálame la tanga” fue escrita para Macri y me parecía un chiste para pocos que un tema que dice "voy brillando, soy mi propia discoteca, a mi no me clausuran la fiesta está en mi cabeza" o "yo te aviso que no va a estar bueno buenos aires" estuviera sonando en televisión de aire. Creo en la revolución por los poros, creo en la infiltración. Si mis letras y mi mensaje llegan a muchísimas personas por un par de gatos bailando mostrando el culo, luego la persona capaz que se hace una pregunta o dice "uh, mirá lo que dice acá". Por otra parte, en ese aspecto, creo que si a los musicalizadores les gustan mis canciones, estoy contenta, no tengo problema.
Yo no quiero cantar para unos pocos. Mi música no es de una elite ni mental, ni cultural, ni de un ghetto impenetrable donde hay pose. Yo quiero cantar para todo el mundo: eso me hace feliz.
-La fusión y asimilación de diferentes corrientes caracterizaron la música argentina desde el tango, el candombe y el rock de los 60 y 70. De igual modo, en este último tiempo los géneros musicales y los ritmos se fueron fusionando y expandiendo. ¿A qué creés que se debe el impacto del hip hop, sound system y reggaetón? ¿Creés que ésta realidad se vincula con la industria cultural y los mercados?
Creo que por un lado tiene que ver con la portabilidad del sistema de soundsystem: un micrófono, dos cajas, entrada para compu o compacteras y se arma. Es más barato. Todo se fue sintetizando por un lado y la banda está en el track. Internet hizo todo el resto. Todo accesible para todos a nivel información (o eso creíamos) y flujos musicales de Centroamérica. Se revalorizó lo latinoamericano y la corriente del rap, siempre super potente, fue armando la escena. Es la cultura de las combinaciones, de los featurings: un productor de serbia me manda la base, yo grabo en Castelar, luego lo hago en combinación con una mexicana que lo graba allí, se lo enviamos, él lo termina y lo sacamos a rodar. Son ejemplos de las infinitas posibilidades que la cultura soundsytem y el homestudio abren para que ya no sea tan exclusivo poder hacer los temas, grabar, etc.
-En tus letras se evidencia un claro contenido político y denuncialista. Incluso la fusión entre ritmos “autóctonos” y urbanos ya puede ser un mensaje en sí. ¿Creés que se puede hacer arte desvinculado de la realidad política? ¿cómo entendés ese vínculo?
Creo que no se puede hacer arte desvinculado de la realidad política. Hacer de cuenta en tu arte que no existe una realidad política ya implica una toma de posición y eso ya habla de una estética con cierto grado de compromiso. Mi política es propia. No tengo formula ni podría sistematizarla, pero tengo una ética que tiene que ver con el respeto, el sentido común y la resistencia viable. Creo en la acción, mi política es autogestiva, activa y mi compromiso político no está todo volcado en contenidos explícitos ni literales, sino que por momentos puedo vomitar oraciones repulsivas y por otra parte volver político un juego de palabras, una utilización de metáforas, el modo de emplear ciertos recursos métricos o de estilo. Creo en la poesía. Hacer arte y política es dignificarse y dignificar a la comunidad de artistas. Es poner el arte al servicio de la visibilización de problemas que tratan de ser ignorados, tapados, las voces no escuchadas. Arte y política son el desafío de volverse canal y dejarse habitar por lo que está pasando para ponerle el cuerpo a una demanda social, por ejemplo.
-¿Experimentás alguna sensación diferente al tocar en un espacio como el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti ubicado en el predio de la ex ESMA?
Experimento una sensación intensa. Cuando toqué en la Mansión Seré, sentí algo similar. Estoy muy orgullosa de poder poblar el espacio con la música, el aire con palabras para transformar, siempre, el veneno en medicina. Creo fervientemente en el poder de sanación y exorcismo a través de la música y el baile: lo practico y lo difundo. Y poder estar cantando ahí para mí es un privilegio. Yo estoy feliz y agradecida. Esta fecha significa mucho para mí.
-¿Cómo proyectás este año que empieza?
Va a ser un año con viajes y con mucho trabajo de producción para ponerle las pilas al disco que se viene. Proyecto un año de mucho fortalecimiento a nivel banda y material.
Estoy muy contenta y pido un deseo: que si se va a acabar todo en 2012, que sea con música.