"Queremos seguir siempre adelante. Mostrarle que estamos vivos todavía. Que los pueblos originarios existen. En cada provincia hay pueblos originarios y acá estamos presentes. Mostramos nuestro trabajo." Ante una fotogalería repleta, Gerónima –representante de la comunidad Toba-Qom del Valle San Carlos- manifestó un deseo: compartir la experiencia, expandir su mundo ante el público presente. A su izquierda, extendidas a lo largo de toda la pared hasta llegar al fondo y agrupadas bajo el nombre "Los ojos de la Tierra", una selección de las fotografías (tomadas con cámaras estenopeicas) que tanto integrantes de su comunidad como de la comunidad Mapuche de Lago Rosario realizaron entre 2005 y 2011 con el impulso del Proyecto Raíces que llevan adelante los fotógrafos y docentes Esteban Widnicky y Verónica Mastrosimone.
Imágenes en blanco y negro, corridas, multiplicando planos y miradas entre el trabajo y la magia. La existencia que se revela en la posibilidad de ver y ser vistos. "La idea del proyecto es que las fotografías las hagan las propias comunidades. Nos gusta ver su mirada, la manera simple con la que miran y la belleza de las imágenes. Tratamos de que sean ellos los que hablen de su propia cultura. Armamos talleres temáticos para que vayan saliendo diferentes cosas: artesanías, paisajes, el trabajo" explicó Mastrosimone y concluyó "hay mucha gente con una lata bajo el brazo caminando por la comunidad y en sesenta segundos uno puede imprimir una foto. Si el viento no mueve la lata y la luz es suficiente, tenemos un negativo excelente que dura para toda la vida."
Del otro lado de la pared, imágenes de prontuario y desnudez. Radiografías de un proyecto de país: la discriminación, la mirada positivista y el genocidio como fundamentos biopolíticos para la explotación económica y la consolidación de un Estado-Nación que en gran medida se expandió a partir de la violencia. "Prisioneros de la ciencia" es una recopilación (investigación) -a cargo del Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social)- de imágenes producidas a fines del siglo XIX y principios del siglo XX por naturalistas y científicos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata en Santa Cruz, Tierra del Fuego y en el mismo museo. Las imágenes trazan una frontera de humanidad a través de la mirada de la ciencia que retrotraen al espectador a la parte más cruda de los polos "civilización-barbarie". El que queda afuera del proyecto, se deshumaniza y hasta convertirse en objeto.
Al respecto, Patricio Harrison, integrante de GUIAS a cargo de la recopilación de las imágenes indicó "la importancia de romper con la tipificación de los pueblos originarios, ese otro que construyó la ciencia racista." Y en cuanto a su rol como científicos, destacó "nosotros no hacemos antropología de los pueblos originarios sino de los antropólogos que ayudaron a construir determinado tipo de mirada." Además del trabajo de archivo, el colectivo GUIAS intercede y lleva adelante –y milita- los reclamos de las comunidades para recuperar los restos de sus antepasados, exhibidos hasta hace algunos años en las vitrinas del Museo de Ciencias Naturales de la Plata. "Este reclamo acompaña la lucha por la tierra" enfatizó Harrison, reafirmando la vigencia de la problemática.
Y este reclamo se hizo eco en uno de sus damnificados. En esta línea, Albariño, de la comunidad Mapuche de Lago Rosario dejó clara su denuncia: "las comunidades mapuches siempre son acosadas por los blancos. Siempre están a la tentativa de sacarnos nuestro lugar. Para ellos valemos poco. Casi nada, se puede decir." La historia se reproduce. Desde su resignificación ya no como "Día de la Raza" -celebración del "descubrimiento" y el genocidio de las comunidades precolombinas- sino como instancia de reivindicación de la diversidad y la libertad de los pueblos, el 12 de octubre indica un llamado de resistencia, memoria, y conciencia. También deviene símbolo de la lucha política y económica entre las comunidades y el Estado.
Para cerrar la inauguración, el director del Centro Cultural, Eduardo Jozami, se asumió como interlocutor para esos reclamos: "es muy importante que esta muestra se presente aquí. Ésta es una institución del Estado argentino. Y quien está en deuda con los pueblos originarios es el Estado argentino, la sociedad argentina y la cultura argentina. Que el Estado argentino se haga cargo de esta historia nefasta nos recuerda que estamos viviendo una etapa de expansión de derechos." Y trazó un paralelo entre el terrorismo de Estado y la Matanza de los Pueblos Originarios: "Este lugar está vinculado a uno de los más tremendos episodios de la historia argentina. Si queremos ser auténticos en nuestro homenaje a la gente que cayó en este lugar; si queremos ser consecuentes con nuestra reivindicación por los derechos humanos. Así como miramos críticamente ese pasado nefasto y avanzamos en políticas para reparar los derechos entonces vulnerados, tenemos que tomar un profundo compromiso con la vigencia de los derechos humanos de hoy. Y parte inexcusable en esta búsqueda, es buscar el derecho de los pueblos originarios. Nos pondría muy contento poder contribuir con esta muestra en la búsqueda de estos derechos."
Las paredes de la fotogalería exhiben dos aristas del mismo relato. Tensión que en la práctica se mantiene irresuelta y define una maquinaria que siempre tipifica a un otro que debe quedar afuera en la pugna por sus derechos. La síntesis de una historia argentina que se sigue organizando bajo las mismas premisas, las mismas discusiones que se expanden por las calles en el presente.