Una niñita de pantalón gris mueve el pelo húmedo hasta que el día gris frío desaparece. Pasadas las 16 hs del sábado, los rumores del candombe empezaron a oírse entre los árboles de la ex ESMA. Con una bandera roja, negra y verde al frente, las bailarinas –armadas con garras de papel- y la formación de chicos, pianos y repiques de Kumbabatu e ile cultural atravesaron la llovizna intermitente y se desplegaron en la sala principal del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti para bailar junto al público organizado en ronda. Así se inauguró oficialmente la primera edición del Festival Mandinga. Identidad y cultura afro que ya había contado con la presentación de los tambores de Cafundo + 10 orquesta, la noche previa.
Minutos después, mientras el público seguía llegando y sin mediar intervalo, Proyecto Tribu –bajo la dirección de Magalí Wakoluk- intervino la escena con una adaptación contemporánea de ritmos, danzas y cantos tradicionales del oeste africano. Once bailarinas y tres percusionistas lograron expandirse entre los aplausos y perplejidad hacia un estado de trance generalizado. A sus espaldas, la serie de fotografías Afrodescendientes ponía en relieve algunos de los procesos de invisibilización. Frente a la historia oficial y el relato del poder, los que ocupan el lugar de "otros" fueron privados hasta de su nombre.
Esta problemática tomó protagonismo horas después en la cinemateca con la proyección de Negro Che, los primeros desaparecidos, documental de Alberto Masliah sobre la invisibilización de la comunidad negra en Argentina. Con los preparativos de una fiesta como hilo conductor, el relato reúne testimonios de afrodescendientes de distintas clases sociales, orígenes y profesiones. La película insta a la comunidad a congregarse y pone en el centro el concepto de identidad nacional definido a través de símbolos como el tango, la lengua y el mate. Con la película como eje, llegó el momento de la mesa redonda.
Allí, Miriam Victoria Gomes, Alejandro Frigerio, Dinah Schonhaut (editora de la Revista Quilombo, presente en el Festival con una muestra den sus tapas) y Alberto Masliah reflexionaron sobre el lenguaje, las prácticas culturales que definen la identidad y algunos conceptos como racismo, racialización y multiculturalismo. Con una fuerte intervención del público, la temática se abrió hacia los pueblos originarios, el eurocentrismo y las problemáticas de los países latinoamericanos. En este sentido, Eduardo Jozami, director del Centro Cultural se refirió a la guerra del Paraguay y el mito sobre el exterminio de todos los afrodescendientes que se instaló como verdad indiscutible dentro del relato histórico argentino porque "el mito de la Argentina blanca así lo exigía."
La jornada del sábado se completó en el teatro del Conti. Primero, mediada la tarde, con Leyendas del Mandé. Tradición oral y narraciones: un formato de cuerdas, canto y percusión donde Boubacar Traoré contó una historia de reyes, reinas, romances y verdugos. Por último, hacia el cierre del día y con un teatro repleto se presentó EntranSe, un espectáculo de danza que atraviesa las aristas rituales de las artes negras y blancas.
Después de la lluvia
A las 16 hs del domingo, la cinemateca volvió a llenarse para la proyección del Work in progress Piedra libre. Este documental cuenta la historia –en movimiento- de un grupo de bailarinas que desde 2001, junto a la escuela de música La Chilinga, acompaña a H.I.J.O.S. en las marchas por memoria, verdad y justicia del 24 de marzo. Entre bailes y testimonios, los cuerpos son los verdaderos protagonistas de esta historia. Cuerpos que dejan sus huellas (siluetas) literalmente a medida que van cruzando las calles del centro de la Ciudad de Buenos Aires.
A continuación, nuevamente en el teatro, se presentó Santo y Pagano. Ofrendas de la fe en la falda brillante de Yemanjá. Una serie de coreografías de danza interpretadas por trece bailarinas bajo la dirección de Cecilia Benavídez (una de las voces documentadas por Piedra Libre) y Marcos Remolgado. De la oscuridad y la muerte a la fiesta, con puestas en escena individuales y colectivas, la obra (que se repetirá junto a EntranSe el próximo domingo 26) marca un recorrido a través de distintos contrastes climáticos: la santidad y el paganismo funcionan como pares reversibles frente a una tela que se abre hasta cubrirlo todo.
El Festival Mandinga. Identidad y Cultura Afro en Argentina es una pregunta por la identidad nacional. Al igual que las actividades sobre pueblos originarios realizadas en 2012, el Centro Cultural Haroldo Conti tiene como premisa trabajar en la visibilización de los colectivos negados en el relato de la historia oficial.
Visibilización ruidosa que culminó pasadas las 20 hs del domingo con todo el público bailando junto a la percusión y los vientos de la agrupación colombiana-argentina Son de Arroyo. Como un arbolito que arrastra las raíces hasta dejarlas a la vista, de la mano de su mamá y con pelo seco y vestido liso, la niña se fue a su casa sin dejar de moverse.