La muestra recorre los sitios que fueron lugares de juego o paseo de la infancia de la artista transformados en terrenos baldíos o countries con acceso restringido.
Sus imágenes son encuentros con fantasmas que aparecieron en los años noventa, un lugar que existe en la tierra pero que está incrustado en paralelo en sus fantasías.
Emiliana Miguelez intenta formar una especie de mapa sobre la tensión que se genera alrededor del territorio, atravesado por las diversas formas de ocupación. Las transformaciones urbanas recientes superponen el antiguo patrón centro-periferia, dando forma a otros espacios donde los lugares son ocupados por diferentes grupos sociales que se encuentran próximos pero separados por tecnologías de seguridad.