En la inauguración, celebrada el 15 de junio, el director del Centro Cultural Eduardo Jozami señaló que "las artes visuales son parte necesaria del dialogo entre la investigación histórica, la reflexión teórica y las distintas formas de la creación artística que se realizan en el Conti" y destacó el afán latinoamericanista y la preocupación por las relaciones de mercado que distinguen a las actividades del espacio a partir de la obra de Murillo: "En argentina un artista trabaja con los deshechos porque trabajar con los deshechos y transformarlos en arte es de algún modo mostrar el tipo de relación que tenemos con en el mercado en una sociedad. La obra de Murillo expresa esta dinámica de una forma muy inteligente."
"Fondo de pantalla para la vida", muestra del artista mendocino Egar Murillo curada por Andrés Labaké, reúne una serie de cuadros (desde una reelaboración de Los girasoles de Van Gogh hasta retratos de Evo Morales y Obama) realizados con tapitas de plástico. Las obras que se presentan basan su origen en la paradoja: digital/analógico, consumo/consumido. Imágenes y sobras subvertidas en belleza poética gracias a la mediación del artista que compensa utópicamente los desechos de la sociedad de consumo. La muestra se concibe como una reflexión –tal vez irónica- sobre el arte contemporáneo.
"El andar oblicuo" nuclea –a partir del trabajo curatorial de Karina Granieri- una serie de obras que ya fueron exhibidas con anterioridad en vistas de resignificarlas en un espacio emblemático como la ex Esma. Elisa O´Farrel, Ignacio Amespil, Alicia Herrero, Leticia El Halli Obeid, Patricio Larrambebere y Agustín Blanco, Paulina Silva Hauyon y Javiera Silva Hauyon, Tamara Kuselman, Patricio Gil Flood e Iconoclasistas son parte de un recorrido donde los grandes discursos emancipatorios latinoamericanistas se historizan y sitúan en contraste con realidades concretas y un trabajo específico sobre las paredes del espacio.
La videoinstalación "Proyecto Genocida. Imagen, imaginario y memoria" de Eduardo Ballesteros exhibe cuatro series de imágenes con víctimas de conflictos violentos o genocidios que se repiten infinitamente. Además de la proyección, la obra incluye nueve fotografías impresas que completarán las paredes de la sala.
"Cuando llegué, ya estaba todo blanqueado" de Patricio Larrambebere y Esteban Cornacchia, y Amadeo Azar consiste en dos nuevas intervenciones en el marco del programa Dos Paredes: sala/espacio y a la vez título del ciclo en el que se convoca a diferentes artistas a trabajar en el lugar con la intención de poner en diálogo diversas poéticas y prácticas contemporáneas. Por primera vez, participan tres artistas en lugar de dos.
"Parte de la vergüenza" es una instalación de los jóvenes artistas Toto Dirty y Martín Farnholc Halley: una experiencia sensorial donde el espectador deberá enfrentarse a su reflejo y penetrar entre unas telas hacia el encuentro de un espacio desconocido.