Por Damián Lamanna Guiñazú
prensaconti1@gmail.com
Equipo de Comunicación y Prensa del CCM Haroldo Conti
-¿Cómo surgió esta muestra/proyecto "Viaje Conurbano"? ¿Cómo fue el recorrido?
En principio no hubo un plan. Estos son territorios que vengo abordando hace mucho tiempo a partir de mi trabajo. Como fotógrafa volví a recorrer todos los lugares que había atravesado durante mi infancia y mi adolescencia en Burzaco y empecé a ver detalles, como si fuera una toma de apuntes. Me surgió como una necesidad de registrar todos esos cambios que se habían dado de forma acelerada: un día había un circo, al otro te encontrabas un galpón y después no había nada de nuevo. En el conurbano la transformación del paisaje es constante. En asentamientos "más urbanos" se da de una manera más prolija o programada. A partir de esta toma de apuntes y con el paso del tiempo fui viendo que había obsesiones que se repetían. En cuanto a tiempos, este trabajo lo hice a lo largo de 10 años. A la mitad de este período, a pesar de hacer varias cosas paralelas, me di cuenta de que siempre me latía lo mismo. Ahí fue que empecé a hacer un diario de viaje en el que juntaba fotos y algunos textos. Luego quise editar un libro así que puse lo que tenía en página y lo presenté en un concurso para ver si me pagaban la publicación. Me dieron una mención y pude editar. Después viene la parte más importante de la muestra, que es la curatorial a cargo de Cristina Fraire [fotógrafa y coordinadora del área de Fotografía del CCM Haroldo Conti]. Ella me convocó a partir de ese libro y ésta es una puesta que está hecha especialmente para exhibirla en el Conti.
-En el título de la muestra la palabra "conurbano" no aparece como un lugar hacia donde se viaja sino adjetivando al viaje. ¿Lo "conurbano" sería entonces un modo o atributo con características específicas?
La característica es mi propia pertenencia, mi modo de viajar. Cuando hago fotos en otro lugar también hago viaje conurbano. Yo miro desde ese lugar.
-Así como el conurbano aparece como el lugar de la infancia, también se presenta como el lugar de las disputas históricas (en el trabajo hay menciones al conflicto entre unitarios y federales, a José Hernández y El gaucho Martín Fierro y al desierto). ¿Existe alguna analogía entre el regreso a la infancia -visto como una dimensión de la identidad- y una vuelta a repensar esos debates históricos sobre la tierra?
Para mí estuvo en paralelo todo el tiempo. El viaje a la infancia es un tema personal: por más que yo vaya a un lugar que ya no es el que era, ese lugar sigue estando. La problemática sigue existiendo y los sentimientos son los mismos. A nivel país nos pasa algo similar con el tema de volver a la infancia. El problema de las personas y la propiedad y el territorio no está resuelto, no estuvo resuelto y no va a estar resuelto. Si bien hay un derecho a acceder a una vivienda, nadie lo regula. La propiedad privada es contradictoria con un derecho a la tierra. Como si tierra y propiedad fueran sinónimos. Por ejemplo, alguien cuyos antepasados fueron con un caballo y un palo y tomaron la tierra, hoy es un propietario legítimo pero no alguien que va a ahora y ocupa un terreno. ¿Dónde empieza la ley y la legitimidad? Ésa es la pregunta fundamental que me hago a través de este trabajo.
-Al parecer "Viaje Conurbano" refleja una mirada irónica sobre el proyecto modernizador. ¿Tanto la cita de la famosa frase de Menem (sobre el viaje a la estratósfera) que funciona como hipertexto, como esa fotografía del locutorio sin electricidad muestran el fracaso de esa supuesta modernidad o tecnologización?
Para mí hay fotos -como la del locutorio- que funcionan como una equivalencia. Esa del locutorio o la del avión de Camino de cintura tal vez no puedo explicarlas con palabras. Mi esperanza es que funcionen como herramientas que interpelen. ¿Qué es modernizador y qué no es modernizador? ¿Modernizarse es progreso? ¿Hay progreso si hay gente que no tiene dónde vivir?
-Hay algo de denuncia (visibilización de los conflictos) en tu trabajo. ¿La denuncia es por lo que no es, por lo que ya no es o por lo que no va a ser?
Más que una denuncia es una toma de posición. Hay una situación concreta ignorada por el poder, entendido más allá de un gobierno porque hablamos de un proceso de 200 años. En tanto y en cuanto el acceso al territorio sea a través del dinero y la distribución inequitativa, no se va a modificar o solucionar. No tiene que ver con la decisión de un gobernante. Esto se resuelve con un cambio de paradigma, una decisión filosófica.
-En cuanto a estos espacios despoblados, si bien representan lo que ya no es o lo que no va ser ¿cómo entendés que habla la ciudad a través de los terrenos baldíos?
El baldío y el espacio vacío en principio me producen una sensación ambigua. Antes disfrutaba de esos lugares donde no había nada. Esos bosques o baldíos eran lugares donde yo jugaba, donde transcurrió mi infancia. En cambio, cuando hoy los veo, ya no son los mismos, me agarra una sensación de injusticia muy grande. Filosóficamente estamos encarando mal el concepto y la distribución del territorio: hay gente que no tiene donde vivir y hay terrenos baldíos. Por eso hago hincapié en esa imagen de una toma en Camino negro porque fue un terreno que durante 50 años estuvo abandonado. Era un basural que yo cruzaba cuando era chica para ir a visitar a mis amigos. Sin embargo, el día que unas familias de un barrio de los alrededores decidieron tomarlo para transformarlo en un territorio habitable, se armó un lío terrible. Los herederos de los propietarios se acordaron que tenían esos terrenos, apareció la bonaerense. Cuando se intentó darle un sentido a un espacio que no lo tenía, entró la ley. Y estas leyes juegan en contra del derecho a la vivienda. La ley actúa como un sinsentido.
-¿Cómo confluyen tu trabajo como periodista con la búsqueda artística?
Soy una misma persona y hay una misma mirada. El tema es el sentido que le doy a una cosa o a la otra. En un lugar el sentido completo lo puedo dar yo. En otro lugar, hay otros elementos que intervienen. Por ejemplo, el texto de un cronista. En ese caso, mi trabajo termina en mi mirada aunque no pueda darle el sentido completo. Igualmente, cuido mucho las huellas que dejo en las imágenes. No se puede escribir sobre algo que no está en ellas. Hay una mirada unidireccional que es la de la propia identidad, la propia pertenencia, que siempre está presente.
- En la muestra, representás el conurbano como un espacio poblado por caballos, caotizado, en huelga dividido entre barrios cerrados y personas sin hogar. Si bien vos mantenés y expresás una pertenencia con el territorio ¿en "Viaje conurbano" no hay una reproducción o espejo de la mirada de alguien que es de afuera? ¿No es una mirada acotada o estigmatizante?
Yo traté de reforzar eso para darle un sentido a lo que estaba diciendo. El conurbano es mirado desde muchos lugares: desde la tragedia, desde la vandalización, desde lo bizarro. Yo tengo todas esas fotos. También soy cuidadosa. Tampoco quería a la gente con un arma, ni pegándose, ni tirando piedras. Preferí a un policía montado a un caballo. En este punto, traté de ser lo menos explícita posible para que la lectura la complete otro. La única vez que vi a Burzaco en los medios fue cuando pasó algo grave. Nunca una fiesta, un festejo. Incluso trabajando como fotógrafa de prensa, la vez que me tocó ir fue o por un suicidio o por el asesinato de un policía. Trato de esquivarle a eso. A lo único que no puedo esquivarle es a la problemática con la que yo viví todo el tiempo: el problema del territorio.
-¿La problemática del derecho a la tierra define al conurbano?
Sí, y también la resistencia. Yo trato de graficar la resistencia pero no como un acto violento.
-Insisto con esto. Yo me voy de esta muestra y me imagino al conurbano como un terreno baldío…
Bueno, pero este sería un corte propio. Por eso es "Viaje conurbano", un viaje que es el mío. Un viaje por un territorio invisible e inabarcable. Elegí retratar a los countries y a la gente que no tiene casa (los baldíos). En esta polarización es donde más claro encuentro la problemática de la tierra. En esta dicotomía es donde se da el conflicto y por eso elijo representarla.
-Por un lado, aparecen los barrios cerrados donde la vida común está cercada al afuera, y por otro hay una imagen de una madre amamantando a su hijo en medio de un baldío (imagen que cierra la muestra). ¿Hay una idea de reconfigurar lo público y lo privado?
Como dice el poema de Morabito, los muros existen para no ver a los otros. Se revelan las condiciones de existencia. Si yo no tengo plata, vos ves cómo amamanto. En cambio, hay quienes pueden pasearse desnudos amparados en un muro de seguridad.
-A la vez, esa madre –en este recorrido- mira hacia atrás. En algún punto, no permite que el espectador se vaya de la muestra. ¿Hay que mirar la historia para poder resolver estos conflictos?
Esa es una mirada y está bueno porque es parte de una apertura. Si todo este conflicto por la tierra no estuviera vigente, esta chica estaría protegida de nuestra mirada. Esta problemática es tan sencilla y concreta como una pared. Y esa pared es mucho más pesada y alta por esa idea filosófica que la rige.
-¿Te produce alguna sensación particular el hecho de exponer en este espacio emplazado en la ex ESMA?
Para mí la última foto de un trabajo es el lugar donde uno muestra porque completa un sentido. Yo no sé si me sentiría cómoda mostrando esto en otro lugar. Sí me gustaría poder mostrarlo en el conurbano.
-¿Tenés algún proyecto a corto o mediano plazo?
Estoy haciendo cosas. La pulsión es hacer, y si tenés algo para mostrar, que se vea. Si no, funciona como un condicionante.