Por Damián Lamanna Guiñazú
prensaconti1@gmail.com
Equipo de Comunicación y Prensa del CCM Haroldo Conti
-¿Cómo surgió esta muestra? ¿De qué años son los dibujos que la integran?
Son ampliaciones de trabajos muy viejos, hechos hasta mediados de los ´70. La muestra me la propuso un amigo que es con quien hicimos el libro Norberto Gómez. Dibujos 1978-2008, libro que contiene sus dibujos y se encuentra exhibido a un costado de la sala. Tenía ganas de verlos en sala porque si bien los expuse hace dos años, fue en un lugar que no me dejó conforme. Entonces cuando vi este lugar (Sala I), me pareció que iba bien porque tiene aire, distancia y tamaño para poder ver desde más lejos.
-¿Cómo fue su acercamiento al dibujo?
Estuvo presente toda mi vida. Con esta muestra le quise dar un papel protagónico al dibujo. Por ejemplo, nunca boceté para hacer esculturas. Son dos cosas diferentes. El dibujo por un lado, la escultura por el otro.
-¿Qué lugar ocupa el dibujo en tu obra, dado que tu obra "principal" es escultórica?
Un lugar absoluto. No fue un acompañante de las esculturas.
-Entonces, si no dibujás antes ¿cómo proyectás o trabajás las esculturas?
No tengo un principio. El único principio es tener ganas de trabajar.
-Más allá de que esta muestra es fundamentalmente de dibujo, la carta de presentación sigue siendo la escultura, que es lo primero que se ve cuando uno entra en la sala.
La escultura es la conexión con el Parque de la Memoria, que ahí tengo la otra. Esta mide 6 metros y la otra 11.
-En estos dibujos hay una estética épica y de literatura fantástica. ¿De dónde viene?
Desde mi infancia siempre jugué con el tema de las historietas. No tiene necesariamente que ver con un conocimiento sobre los géneros sino con los guerreros y esas cosas que más bien son percepciones infantiles. Eso nunca lo voy a perder.
-También hay una recurrencia sobre la idea de la forma como metamorfosis. Como si un objeto siempre pudiera ser más de lo que es. Por ejemplo, se pueden ver como unos embriones o fetos en unos "úteros". ¿Tenés en cuenta esta potencialidad de la materia a la hora de pensar las formas y los volúmenes?
Hay una causa concatenada. El material tiene lo suyo en sí. Siempre me propuse no entregarme al lugar común del material. Trato de que el material me sirva a mí, no yo a él. No quiero mostrar acero porque sí o plástico porque sí. Quiero mostrarlo siempre y cuando a mí me sirva para la imagen.
-¿Cómo te encontrás con los materiales?
Surgen simplemente. Toda la obra de poliéster, por ejemplo, surgió mientras estaba haciendo un trabajo con resina. Tenía espuma de poliuretano y se mojó, se secó y se endureció. Ahí la pigmenté. La terminé usando de un modo que no se usa. Tampoco la moldeé antes. Pasé por encima de esa ortodoxia de la escultura. Ahora estoy haciendo al revés. Como no puedo hacer las cosas [por razones de salud, trabaja junto a un realizador]. Como no me siento yo con el toro, tengo que pasar por el lugar más tradicional que es el de proyectar.
-Volviendo al tema de la potencialidad. La muestra incluye unas imágenes de armas [fotos de esculturas trabajadas digitalmente para convertirlas en imágenes 3D], que son objetos con una función latente: ser utilizadas para matar. ¿Te planteás una función política de la obra antes de trabajar?
Todo es político. Callarse también. Igualmente, yo transito un camino que es poético más allá de político aunque al final todo se vincule con la sociedad. Es inevitable, no nos podemos hacer los tontos. El arte está ahí.
-¿Cómo funciona esto respecto de las parrillas, algunas de tus obras más "emblemáticas"?
Las obras que hice en la época del proceso [las parrillas] no tienen título porque yo no les podía dar un título. Todo eso no tiene nombre, no tiene ni pies ni cabeza. Pero eso no me importó. Hice unas obras que eran tripas. El material todavía no se había endurecido y yo tenía que buscarles un apoyo, una disposición. Entonces las tiraba por el aire y como caían, caían.
-Aquellas parrillas fueron un símbolo de violencia y al mismo tiempo se las puede pensar como un símbolo nacional y de encuentro.
Al asado en cruz le pusieron crucifixión. Por ejemplo el cordero: la relación era con el sacrificio. Es interioridad, todo lo que se conecta con el organismo. Es vacío. Es el material orgánico del que somos nosotros. Los árboles son de madera. Nosotros somos de materia orgánica.
-¿También somos de violencia?
Sí. Está la muerte y está la muerte de matar. De lo que estamos hablando es de esa muerte, no de la muerte en general. La acción de proveer muerte no es natural.
-¿El dibujo fue una forma de escaparse a otras formas de trabajo?
Uno va pensando diferente con los años. A los 20, los 30, ahora tengo 72. Yo ni recuerdo cómo era esa persona que hizo estos dibujos. No me recuerdo yo.