En la mesa de cierre, "Democracia y transformación social en América Latina", integrada por Constanza Moreira (senadora y precandidata a la Presidencia de Uruguay por el Frente Amplio), Alzira Alves de Abreu (Brasil) y Sebastián Etchemendy (Politólogo argentino) se debatió sobre el rol de las izquierdas y los movimientos nacionales y populares latinoamericanos en los procesos de transformación de la última década.
Con la mirada puesta en el eje principal del Seminario, los logros y desafíos de la democracia, Moreira inauguró la charla con una pregunta "¿Cuánto dio de comer, curó y educó la democracia Argentina?" y en este punto afirmó que Latinoamérica "sigue siendo el continente más desigual del mundo más allá de los avances innegables de los últimos tiempos".
Para la senadora los últimos años constituyen la tercera ola democrática, continuación de los procesos de expansión de derechos que se iniciaron después de la segunda guerra mundial y se vieron truncados con los golpes militares de los '60 y '70. Al respecto, señaló que "las democracias actuales –representadas en las izquierdas- fortalecieron todo el movimiento subterráneo diezmado por la dictadura y toda la lucha en el campo de los derechos" y enfatizó la recuperación económica de los sectores populares como una razón fundamental para consolidar los procesos democráticos.
A continuación, Alzira Alves de Abreu (Dra. en Sociología, investigadora del Centro de Investigación y Documentación de Historia Contemporánea de Brasil de la Fundación Getulio Vargas) realizó un recorrido por el rol de los medios tanto para fomentar el golpe de Estado a Joao Goulart en 1964 como para desprestigiar a la dictadura previo retorno de la democracia.
En tercer lugar, Sebastián Etchemendi -asesor del Ministerio de Trabajo de la Nación - (Politólogo y Director de la Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad) retomó las palabras de Constanza Moreira y desglosó la idea de izquierdas en movimientos nacionales populares e izquierdas propiamente dichas. En esta división señaló que "los movimientos nacionales populares –como es el caso de Argentina y Venezuela- han sido los impulsores de cambios más radicales y profundos como por ejemplo la captura y redistribución de la renta extraordinaria de las clases dominantes, la movilización popular y la disputa de poder con los medios de comunicación concentrados", e insistió en que los países no conducidos por gobiernos nacionales y populares han experimentado mayores movilizaciones en su contra, como ha sido el caso de Brasil y Chile.
En este punto, Moreira indicó las virtudes de ambas izquierdas: "mientras que los movimientos nacionales populares tienen mayor facilidad para construir poder, muchas veces terminan por convertirlo en un fin en sí mismo que los lleva al suicidio; por su parte las izquierdas más tradicionales como la uruguaya conllevan un fortalecimiento de las instituciones que a veces incluso terminan dificultando algunos aspectos de la gobernabilidad".
El debate continuó con las preguntas del público que se centraron principalmente en los desafíos que le quedan a la democracia en América Latina para los próximos años. Al respecto, Etchemendi fue conciso: "defender y consolidar lo que hemos logrado no es una tarea menor más allá de nuevas políticas que puedan ir surgiendo".
Como antesala, días atrás el sociólogo y ensayista Eduardo Grüner y el director del Centro Cultural, Eduardo Jozami, sembraron el terreno para este contrapunto. Con una lógica también signada por una línea divisoria entre los movimientos nacionales populares y la izquierda, Grüner precisó los límites de la democracia en la propia lógica del capitalismo: "durante los procesos democráticos, los principales logros siempre fueron producto de la lucha de las clases populares" en detrimento de los procesos de acumulación de poder. Por su parte, Eduardo Jozami señaló las posibilidades que ofrece un sistema democrático para generar e ir ampliando derechos y trazó una senda clara para los gobiernos latinoamericanos: "nos planteamos ensanchar el campo de la democracia y achicar el del mercado."
"Mientras los militares negaban derechos, en estos años muchos sectores de la sociedad experimentaron un reconocimiento y una expansión de derechos", valoró Jozami al tiempo que enfatizó que la crisis político-social de 2001/2002 fue la principal ruptura en 30 años de democracia. Grüner coincidió con este último punto y señaló que la democracia "es un proceso de lucha permanente".
En cada una de las mesas que se sucedieron durante las tres jornadas del Seminario, las discusiones se centraron en la noción y las experiencias de la democracia y la tensión entre los conceptos de memoria e historia, testimonio y ficción y los múltiples debates que tuvieron lugar en los últimos 30 años –incluidos los modos de acción, la militancia y la generación/ aparición de nuevas subjetividades-; la problemática de los pueblos originarios, el arte (el cine) como herramienta crítica para enfrentar la hegemonía de la teoría de los dos demonios; los derechos a una educación sexual amplia y diversa; el aborto desde una perspectiva tanto legal como educativa; las representaciones artísticas de las violencias y procesos políticos de las décadas del '60 y '70; los procesos de los juicios por delitos de lesa humanidad y sus representaciones y los conflictos militares en las democracias latinoamericanas.
Búsqueda de ahondar en el campo de las ciencias sociales, el Seminario Internacional Políticas de la Memoria es una de las actividades que el Centro Cultural viene organizando anualmente desde su apertura en 2008. El objetivo de estos encuentros es fomentar el diálogo e intercambio entre intelectuales, investigadores y artistas de diferentes disciplinas a fines de poder repensar la historia y las problemáticas actuales tanto de la Argentina como de Latinoamérica y el resto del mundo. Asimismo se pretende generar un mayor vínculo y compromiso por parte de las instituciones académicas para con todos los estratos de la sociedad.
También participaron de los paneles Agustín Di Toffino, Taty Almeida, Laura Jordán de Conte y Rosa Roisinblit, quienes se refirieron a los recorridos de los organismos de Derechos Humanos desde el retorno democrático.
"Cuando yo era chica los golpes eran tan frecuentes que la población se acostumbró. Pero nadie se imaginaba que el golpe del '76 se iba a transformar en un terrorismo de Estado" con esta frase comenzó Rosa Roisinblit –vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo- la exposición que se basó en su propia experiencia de vida para referirse al sentido de la democracia. Durante el debate, Agustín Di Toffino - Secretario Ejecutivo del Consejo Federal de Derechos Humanos- fue el encargado de contextualizar el rol de la política y los organismos de Derechos Humanos y las transformaciones sociales que ellos posibilitaron durante estos 30 años en Argentina: "Las madres, las abuelas y los organismos nos han enseñado la dimensión de lo colectivo", expresó.
Por su parte, Taty Almeida –integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora- destacó la llegada de la justicia después de tantos años de búsqueda y se refirió a los jóvenes como los continuadores de la lucha de los organismos de Derechos Humanos. "Militancia es ocuparse del otro. Les vamos pasando de a poquito la posta" y enfatizó el cambio de rumbo que hizo el país desde 2003 cuando "por primera vez un Presidente escuchó los reclamos de las madres". En esta línea, agregó que es importante unir la lucha de los organismos a otras luchas, incorporarlas en una trama política que sea más profunda que las luchas personales.
Por último, Laura Jordán de Conte -integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y vicepresidenta del CELS- hizo hincapié en el rol fundamental del testigo durante los juicios contra represores y cómplices de la dictadura cívico militar. "Prestar testimonio conmueve. Quien testimonia entra en una inteligencia de sí mismo, hace algo que nadie podría haber hecho sino él. Es sentir que se ha cumplido con el otro".
Al finalizar la jornada, Eduardo Jozami agradeció en nombre de toda la sociedad el rol fundamentalmente político que tuvieron los organismos de Derechos Humanos en la recuperación y el proceso democrático en el país. Con un auditorio conmovido y al grito de "presentes, ahora y siempre" concluyó el sexto Seminario Políticas de la Memoria, que a través de los años sigue insistiendo en que más allá de las respuestas, lo importantes es que no cesen de aparecer nuevas preguntas.