En el marco de los 30 años de la publicación del Informe Nunca Más de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), se exhibe una selección de las ilustraciones de tapa realizadas por el artista a los fascículos del Informe de 1984, re-editados por el diario Página 12 y la editorial EUDEBA en 1995.
Voluntad de Memoria
Una sociedad arrasada por la represión y la más apabullante negación de derechos adoptó con fuerza el NUNCA MÁS como consigna. En su momento, no fueron pocos los que, paralizados por el terror, optaron por no saber: las revelaciones de los sobrevivientes y el impactante descubrimiento cotidiano de las huellas de la dictadura impidieron seguir ese camino. El informe de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) expresó esa voluntad de memoria.
Los grandes crímenes masivos que ofenden la condición humana pueden abordarse desde dos perspectivas. La primera, la reacción más elemental, es la que redescubre la capacidad de hacer el mal que anida en la historia de las sociedades. Ese cuestionamiento ético aparece con fuerza en los trabajos de León Ferrari. Sea cualquiera la lectura que se haga de la Biblia -y León no ignoraba que la suya era sólo una de las posibles-, esa recopilación de guerras, masacres y desbordes de poder que atraviesan el Gran Libro puede también leerse como una crónica de lo tantas veces sucedido. También como una requisitoria contra el sustento brindado al poder por el discurso religioso, expresado en los discursos incendiarios de Monseñor Bonamín bendiciendo la sangre derramada por los nuevos cruzados.
La asociación con el nazismo es otro modo que elige Ferrari para asignar a la tragedia su debida dimensión: no afirma semejanzas, cree que el caso argentino puede situarse entre las peores masacres de un siglo que mostró el peor rostro de la modernidad.
No basta, sin embargo, con este imprescindible reconocimiento del horror. La dictadura debe situarse históricamente, conocer sus causas y ubicar sus responsables, que no son sólo aquellos que portaban uniforme. A esta segunda dimensión explicativa responde el segundo prólogo al NUNCA MÁS.
Las imágenes y textos de Ferrari registran esta pluralidad de responsables: la jerarquía eclesiástica que justificó la tortura y aceptó en silencio las desapariciones, los grupos económicos que influyeron decisivamente, a través de Martínez de Hoz, para definir las orientaciones de gobierno, los grandes medios asociados con la dictadura que silenciaron toda mirada diferente.
Entre la indignación y el asombro, las figuras de Ferrari convocan a reconocer la gravedad de lo ocurrido, a pensar como pudo ser posible y a expresar la voluntad de NUNCA MÁS.