En la apertura, Eduardo Jozami, director del Centro Cultural, señaló la importancia de que, nuevamente, se realizara el Festival Mandinga: "Una segunda edición da cuenta del compromiso que asumimos con la temática, que creemos es fundamental desde la perspectiva de la memoria. No solo con el interés de reconstruir la historia de los afrodescendientes, sino como elemento constitutivo que está presente hoy en la cultura argentina y latinoamericana". A continuación, Matías Cerezo, responsable de la dirección de Proyectos Culturales del Conti, enfatizó, priorizando siempre el impacto de las reivindicaciones en el presente, que "la memoria no es sólo la memoria del terrorismo de Estado, sino también de las luchas populares en Argentina, de los sujetos subalternos. La lucha de los afrodescendientes, su lugar en la historia y la cultura tiene que ser recuperada en un marco de un proyecto político inclusivo y de ampliación de derechos."
A diferencia de la primera edición donde la mirada estuvo centrada en las comunidades afrodescendientes en Argentina, en esta segunda experiencia, la perspectiva de análisis y recorrido se extendió a todo el continente. Además de académicos, investigadores, organizaciones sociales y artistas locales como Miriam V. Gomes (Profesora de Literatura Latinoamericana, especializada en Literatura de los Países Africanos de Lengua Portuguesa y forma parte de la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas de la UBA, sector de estudios africanistas), entre otros, participaron de los encuentros María Inés Da Silva Barbosa (Ex coordinadora del Programa de Género, Raza y Etnia de Unifem-Brasil y asesora en salud de la población negra para el Ministerio de Salud de Brasil en 2012-2013) y Edgardo Ortuño (Subsecretario de Industria, Energía y Minería de Uruguay. Primer legislador afro en ingresar al Parlamento uruguayo. Referente de la lucha contra la discriminación racial), quienes compartieron sus experiencias, dialogaron y respondieron a las inquietudes de los presentes. El objetivo de estas jornadas fue reafirmar lazos de pertenencia y reivindicar orígenes comunes entre todos los países latinoamericanos.
Y en ese ahondar en los orígenes, la esclavitud se erigió como un tópico ineludible. Silvia Mallo (Profesora de Historia UNLP-CONICET), Marisa Pineau (Lic. en Historia UBA, Master en Estudios de África-Colegio de México) y Carlos Álvarez (Activista por los derechos humanos de lxs afrodescendientes - Coordinador del Área Afro de la Subsecretaria de Promoción de DDHH Y Educador Popular) fueron parte de la mesa "Legados de la esclavitud en Argentina y Uruguay". Allí, se abordó su impacto desde diferentes perspectivas -historiográfica y estadística- haciendo hincapié en el rol invisibilizador de las estadísticas, funcionales a proyectos nacionales racistas. Otro elemento común en las exposiciones fue el tema de la voz de quien es nombrado: cómo los afrodescendientes se nombran, se encuentran, se representan y se visualizan a lo largo de toda la historia.
En esta línea, continuidad con un análisis histórico de las desigualdades, en la mesa "Cultura y recuperación de la memoria de la comunidad afro", Marcela Lorenzo, referente de género y educación de la agrupación Xangó, sostuvo que la "gran falencia en la historia argentina" es que la "historia oficial" se basa en una "dicotomía entre civilización y barbarie" y en el componente "barbarie" se incluye a los negros y los pueblos originarios. Además de Xango participaron del Festival Mandinga organizaciones sociales como Organización La Cabunda y Casa Indoafroamericana de Santa Fe.
Entre cada reflexión, alrededor de cada instancia orientada al pensamiento crítico y el debate, la música, la danza y el cine tuvieron un lugar privilegiado. Además de los talleres de Orixás afrobrasileñas, Percusión Malinké, y Raíces africanas en la música del litoral, se presentaron a sala llena el conjunto de música afroperuana, Concolö (viernes), Cheikh Gueye y la semilla de la cultura-Senegal (sábado) y ELEMI, Rumba Porteña. Estos últimos fueron los encargados de cerrar el Festival, el domingo.
Asimismo, como todas las semanas, el Conti abrió su cinemateca para el pre-estreno de "El último quilombo" de Alberto Masliah y la proyección de "Los argentinos también descendemos de esos barcos" de Milena Annecchiarico y "Tocaña, historia de un pueblo" de Marcel Cluzet (una producción de "La voz de los sin voz"). También se exhibieron fotografías de afrodescendientes tomadas entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX que muestran el trabajo, la vida cotidiana, la exclusión y la inclusión de los sujetos esclavizados.
Ya existe "una pequeña tradición de este Festival, que se seguirá realizando a través de los años, al igual que el Premio Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti o el Seminario Políticas de la Memoria", señaló Jozami, antes que el Festival concluyera.
Pasadas las 19 hs del domingo, el teatro se convirtió en un ritual compartido entre los músicos y el público que no paró de bailar desde los primeros compases del trance. Imagen del desorden, las jerarquías desplazadas. Rumba, tango, folclore y danza contemporánea, fusión que exhibe que las raíces existen para mezclarse desde el fondo de la tierra. Cruce irresuelto que exige un nuevo encuentro para el próximo año.