El carnaval desde sus inicios fue uno de los pocos espacios en los que las duras reglas de género, raza, clase y orientación sexual se relativizaban por un corto período de tiempo y permitían -en el marco de una fiesta- la comunión, el mestizaje, el travestismo, la reunión y el festejo de todas y todos.
Con foco en la diversidad, el Conti celebró esta fiesta popular -recuperada en los últimos años- a través de la música y el baile. Además se realizó un taller de danza para chicos.