Ese día está marcado en rojo en el calendario porque inauguró una página negra de la historia: el 24 de abril de 1915 la dictadura de los Jóvenes Turcos detuvo a los máximos líderes religiosos, políticos e intelectuales de la comunidad armenia. Desde aquél momento y hasta 1923, se calcula que el entonces Imperio Otomano exterminó y deportó a más de un millón y medio de armenios. Esta tragedia es considerada por numerosos historiadores como el primer genocidio del siglo XX.
En 2006, el Congreso sancionó la ley 26.199 que reconoce el genocidio sufrido por el pueblo armenio y declara al 24 de abril como el Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto.
"No es casual que la muestra se exponga en la ex ESMA, símbolo de las atrocidades" de la última dictadura militar, enfatizó Carolina Karagueuzian, directora del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, al inaugurar la exposición, que se exhibe en la Planta Baja del Centro Cultural hasta el 15 de julio.
Karagueuzian expresó que "el pasado de los dos pueblos [argentino y armenio] se entremezclan en las luchas de Memoria, Verdad y Justicia. La impunidad respecto de este tipo de crímenes es una mancha para toda la humanidad". "Continuar la lucha por el reconocimiento [del genocidio armenio] permitirá avanzar para aplicar prácticas anti-genocidas", indicó la dirigente que cuestionó a quienes proponen la fórmula "olvido sin justicia".
En relación con lugar elegido para montar la muestra "Memoria del Genocidio Armenio. 100 años contra la negación y el olvido", el interventor del INADI, Pedro Mouratian, sostuvo que "tiene un sentido más ético que político". El funcionario postuló que la característica común de la dictadura argentina y el genocidio armenio es la "negación de la otredad" y que en ambos casos el opresor buscó desechar lo que no coincidía con su ideología.
Vera Jarach, integrante de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), contó su historia personal, atravesada por los tres genocidios del siglo XX: el armenio, el nazi y el argentino, entre 1976 y 1983. La mujer, de familia judía italiana, llegó a la Argentina en 1939, meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Aquí nacieron sus hijos, entre ellos Franca, estudiante del Colegio Nacional de Buenos Aires y militante política, secuestrada en junio de 1976 y detenida-desaparecida.
"Este es el lugar para la muestra, para recordar lo que no debe ser olvidado. A veces la justicia no llega pero tiene que llegar", lamentó Jarach.
El director del Centro Cultural, Eduardo Jozami, afirmó que no se hubiera conmemorado el centenario del genocidio de 1915 sin la lucha tenaz de los armenios. "No hay justificación posible para desconocer los derechos de un pueblo por encima de otro", postuló.
"Los argentinos atravesamos un doloroso aprendizaje en el camino a construir la utopía. Nuestra idea desde el Conti es transformar sin olvidar lo que fue la ESMA. Los argentinos aprendimos el doloroso proceso de la dictadura y desarrollamos una sensibilidad grande para pueblos que pasaron por lo mismo", postuló Jozami.
En la muestra hay un espacio reservado a la diáspora armenia en la Argentina con la llegada de armenios al país que escaparon del genocidio. Gracias a una política migratoria favorable, familias enteras se asentaron, en su gran mayoría, en los barrios de Palermo, Pompeya, Flores, Liniers, Barracas, Belgrano y Villa Urquiza.
También lo hicieron en Lanús, Valentín Alsina y Avellaneda. En diferentes barrios desplegaron diversas formas de resistencia cultural por lo que estos lugares crecieron con el aporte de la presencia armenia, a través de sus instituciones, nomenclatura, monumentos y su arte culinario.
La muestra "Memoria del Genocidio Armenio. 100 años contra la negación y el olvido" se puede visitar hasta el 15 de julio con entrada libre y gratuita (Avda. del Libertador 8151).