Los actores Adrián Navarro y Fabio Di Tomaso se desplazan solos en escena sin ningún objeto más que la expresividad de sus cuerpos y distintos registros teatrales en el contexto de una estética despojada y potente. Estos representan a los Pedros, los Juanes y las Marías de una sociedad atravesada por diferentes situaciones, donde se manifiestan la lealtad, la amistad, la complicidad, el amor, la traición y la obsecuencia.
Roto es una bomba cuya mecha se enciende al inicio de cada función y al finalizar explota.
Roto es una obra que se aleja de la zona de confort y va directo a nuestro inconsciente colectivo, a nuestra historia y a nuestra identidad.
Roto es un tiempo roto, una época rota, un sociedad rota, un hombre roto. Nosotros somos Roto y Roto somos nosotros.
Las luces se encienden y la bomba comienza a activarse a partir de los cuerpos, vestuarios (pantalón y camisa), voces y emociones de "Pedro" y de "Juan". Así es como dos poemas se transforman en una lucha corporal, en algo físico, en el latido del corazón.
Con este inicio buscarán las formas para crear distintos espacios y vibraciones, construyendo un clima ambiguo, abstracto, bélico, punzante y doloroso, contrastado con grandes notas de humor que comenzarán a sonar tímidamente en la etapa de la niñez, en la cual a través del juego conseguirán dar los primeros pasos para construir una amistad... La amistad de dos niños.
Esta amistad continuará hasta encontrarlos en el cuerpo tosco de dos adolescentes donde, a partir de la repetición de mandatos, forjarán un escenario muy identificable y así el humor se irá apoderando de la obra hasta mutar en un género clownesco que aflorará para contar una situación entre "una María" y "un Pedrito" en un acto escolar.
El tic tac de la bomba se irá acelerando mientras el humor desplegará todo su potencial para descomprimir y preparar al espectador para la próxima etapa.
Ahora, el poder se irá desmenuzando mostrando variables y puntos de vistas controversiales, lo que tornará al ambiente en algo denso, ambiguo, perverso y vicioso.
Así, en una frenética caída libre se aproximará el último tramo, donde la oscuridad de los gritos, de los llantos y del dolor, no podrán ocultar uno de los peores crímenes.
Cuando el gesto de la traición es evocado y el filoso frío apuñala por la espalda, el Amor y la Sinceridad se desmaterializan y los cuerpos y las emociones se apagarán con la explosión final.
... y ahí...entonces, cada espectador se irá con una esquirla en su cuerpo.