Farocki construye una mirada crítica del dispositivo carcelario a partir de escenas de largometrajes que muestran cómo el cine ha representado ese espacio y a los cuerpos que lo habitan.
Pero también recurre a imágenes que producen las propias cárceles con sus cámaras de seguridad. De esa forma, y con una fuerte impronta foucaultiana, su relato historiza la vida en las cárceles y los cambios que se producen a partir de las transformaciones tecnológicas.