BIBLIOTECA / AGOSTO 2016
Iglesia y dictadura
MESA

Iglesia y dictadura

A 40 años del asesinato del Obispo Angelelli

Jueves 4 de agosto / 19 HS

En el marco  del 40º aniversario de su asesinato, recordamos al Obispo Enrique Angelelli con una mesa que propone reflexionar sobre su obra y la relación entre la Iglesia católica y la última dictadura cívico militar. 

Participan:

Soledad Catoggio (socióloga)
Rubén Dri (filósofo y teólogo)
Fortunato Mallimaci (sociólogo)

 

 

El 4 de agosto de 1976, en la provincia de La Rioja, fue asesinado monseñor Enrique Angelelli. Sus asesinos encubrieron el crimen bajo la apariencia de un accidente automovilístico.
La investigación que el obispo llevaba adelante en ese momento acerca del brutal homicidio de dos curas de su diócesis, “los mártires de Chamical” cuyos cuerpos habían sido hallados poco antes, fue el antecedente inmediato de su asesinato. Pero también, Angelelli estaba en la mira de la dictadura cívico-militar debido a su orientación pastoral en La Rioja: sus acciones contra el latifundio y a favor del campesinado y las denuncias que venía realizando sobre violaciones de derechos humanos a partir del golpe de Estado lo convirtieron en un opositor del régimen militar. 
En 2014, el Tribunal Oral Federal de La Rioja dictó sentencia con relación a la muerte  de Angelelli; declaró que fue un crimen de lesa humanidad en tanto fue cometido en el marco del terrorismo de Estado. Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, autores mediatos del homicidio, fueron condenados a prisión perpetua.
Nacido en Córdoba, Angelelli había participado en el Concilio Vaticano II durante los años sesenta, donde la Iglesia católica dio un giro histórico hacia posiciones renovadoras, que él llevó a la práctica como parte del clero.
En 1968 asumió el obispado de La Rioja. Su prédica en favor de los más desprotegidos le granjeó el rechazo de los sectores conservadores católicos, que se lanzaron a calumniarlo. Su compromiso con los pobres iba desde colaborar en la organización sindical de los mineros, los peones rurales y las empleadas domésticas hasta trasladar la misa de Nochebuena de la Catedral a los barrios humildes.