Mascaró daba para todo. Creció y creció como un tremendo canto, y yo era a medias el cantor porque se juntaron tantas y tantas voces, que Mascaró realmente no me pertenece. Mascaró sigue vivo. Y me demanda nuevos caminos. Siento, eso sí, la breve tristeza de despedirme de él para que comience a compartir su camino con otras
gentes. Aquí estamos, pues, a un costado de ese camino diciendo los adioses y estrechando su firme mano.
Pero yo sé que volverá. Yo sé que volverá. Yo sé que volverás, compadre. Por eso te digo hasta siempre. No te olvides de mí ni
de mi compañera, los que tanto te amamos. Volvé pronto para que podamos seguir viviendo y amando, oscuro jinete, dulce cazador de hombres. Mascaró, alias Joselito Bembé, alias la vida.
Haroldo Conti
(Del prólogo a la novela original escrita por en 1975)