Danza contemporánea en Buenos Aires y filosofía francesa
«Entendemos por transducción una operación física, biológica, mental, social por la cual una actividad se propaga progresivamente en el interior de un dominio, fundando esta propagación sobre una estructuración del dominio operada aquí y allá: cada región de estructura constituida sirve de principio de constitución a la región siguiente»
Gilbert Simondon
La individuación
Desde hace más de siete décadas que la filosofía y la producción de pensamiento francés contemporáneo se ha propagado en la intelectualidad académica, psicoanalítica, militante y artística de la Ciudad de Buenos Aires. Con sus necesarias y contingentes distancias y trabas de circulación, aceptación o resistencias, transformaciones e institucionalizaciones, apropiaciones y singularizaciones.
El programa de Residencias de Creación Coreográfica Transducciones se propone apoyar específicamente, desde el historial intelectual situado en la Ciudad de Buenos Aires con la filosofía francesa, a la producción y desarrollo de la danza contemporánea porteña, en su relación singular con textos de pensamiento francés contemporáneo.
En un marco de cooperación cultural, entre Francia y Argentina, el programa se propone el desarrollo de tres residencias de creación coreográfica, a cargo de artistas argentinxs, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti de la ciudad de Buenos Aires, que trabajarán en relación a tres textos de filósofxs francófonxs contemporánexs, traducidos y publicados en Buenos Aires por editoriales locales.
Cada corógrafe realizará al finalizar su residencia una apertura pública de su proceso de trabajo.
Artistas Residentxs: Diana Szeinblum / Silvio Lang / Jazmín Titiunik
Asesoría Teórica: Marie Bardet (UNSAM- IDAES y IAMK/PARIS 8)
Producción General: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Coordinación Artística: Damiana Poggi / Luciana Dáspolo (Área de Danza del Conti)
Coordinación General: Silvio Lang
Este Programa Cuenta con el Apoyo del Instituto Francés de la Embajada de Francia en Argentina.
Coreógrafes
Diana Szeinblum
«Sistema 0»
Apertura Pública: Sábado 4 y domingo 5 de septiembre / 16 HS
Transduce En tiempo de catástrofes: Cómo resistir a la barbarie que viene de Isabelle Stengers (2019), Buenos Aires, Futuro Anterior.
Isabelle Stengers escribe que una intervención es una forma de detener el tiempo: ¿Qué necesita el mundo hoy de nuestras prácticas? ¿Cuál es el sentido hoy de producir obra? ¿Cómo fabricar porvenir? La prueba es, lo que uno debe poder exigir.
Una residencia alberga la posibilidad de que las pruebas abandonden la presión del proyecto y se transformen en trayecto, en crear en forma de bosquejo. Un conjunto de bosquejos es una promesa. Nuestros laboratorios son nuestras bases necesarias para torcer y dar a entender que los procedimientos de nuestras prácticas constituyen un saber, producen conocimiento, y que la acción que emerge de ellas es también la potencia misma de la representación. En tensión con los cánones habituales, estas prácticas están en relación a lo inacabado, a procesos existenciales y pensantes donde la permanencia abre a la pregunta que resiste, molesta y obliga.
Estamos en residencia!, por lo tanto, en pleno proceso, dando forma a lo que estamos llamando un sistema balbuceante, colectivo, con el afan de existir sin la misión de avanzar, perforando lo dado, literalmente prestando atención, para entrar en lo recóndito de la especie. Desde este lugar vemos la catástrofe, el desapego de la experiencia es la catástrofe. Poder pensar y actuar desde la producción experimental confirma lo que dice Stengers: la experimentación es política.
Diana Szeinblum
Sobre Diana Szeinblum
Es bailarina y coreógrafa. Realiza sus estudios en Alemania donde luego integra la compañía FTS con dirección artística de Pina Bausch. Como coreógrafa, transita la performance y las artes escénicas con obras como Secreto y Malibú, Alaska , Una cosa por vez , Adentro!. Hace trabajos performáticos para Art Basel Cities, Museo de Arte Moderno, FIDEBA , BP15, Fondo Nacional de las Artes, Museo Faena, Museo de Arte Contemporaneo de Chicago, Walker art Center Minneapolis. Sus obras han sido invitadas a festivales y teatros de América, Europa y Asia. Ha recibido premios, apoyo y subsidios nacionales e internacionales. Imparte Clinica de obra para artistas y clases de técnica e improvisación en danza.
Sobre Isabelle Stengers
Nacida en Bélgica en 1949, se graduó en química en la Universidad Libre de Bruselas. Es historiadora de la ciencia, epistemóloga, y profesora de filosofía. Fue influida por Félix Guattari y Michel Foucault, mantuvo diálogos ricos con Gilles Deleuze, y mucho más recientemente con Donna Haraway, Bruno Latour, y Vincianne Despret. Su posición crítica respecto de las ciencias modernas y sus presupuestos epistemológicos encuentran punto de apoyo en sus investigaciones sobre Whitehead, que son reconocidas mundialmente como referencia, así como sus aportes sobre el pensamiento de Gilbert Simondon. En español, se publicaron sus libros La nueva alianza, Metamorfosis de la ciencia junto al Nobel de Química Ilya Prigogine (Alianza, 2004), En tiempos de catástrofes (Futuro Anterior, 2013), La brujería capitalista (Heckt, 2018), y Pensar con Whitehead; Una creación de conceptos libre y salvaje (Cactus, 2020).
El arte de prestar atención por Marie Bardet
“Una ciencia triste es una ciencia que no baila” dice Stengers en una entrevista.
No baila aquel saber que se niega a dejarse incomodar por preguntas que vienen de las voces no expertas pero concretamente implicadas. En este encuentro entre las prácticas de danza de Diana Szeinblum, Alina Marinelli, Margarita Molfino, Eugenia Roces, Pablo Castronovo, Andy Molina y Jazmin Tesone, y las lecturas sensibles, tiradxs en el piso, alrededor de una mesa, colectiva e individual, de En tiempos de catástrofe de Isabelle Stengers, salieron destellos en muchas direcciones al mismo tiempo, y se cultivó un arte del vaivén de las preguntas a flor de sentidos y de cuerpos.
¿Cómo se vuelve “al arte de prestar atención”? es una pregunta que destella en la escritura de la filósofa y vertebra su crítica a las prácticas del conocimiento que no soportan las interpelaciones de un presente en llamas ni de una Gaia que irrumpe por todas partes; también, inerva el largo proceso en el que se metió este grupo de bailarinxs, desde los tejidos con los que cocinan todo lo que hacen: prácticas pedagógicas, prácticas creativas, prácticas de conocimientos...
((“ Lo que somos intimidadxs a olvidar no es la capacidad de prestar atención, sino el "arte" de prestar atención. Si hay arte, y no solamente capacidad, es porque se trata de aprender y cultivar la atención, es decir, literalmente "prestar" atención.” Isabelle Stengers (2018), En tiempos de catástrofes: Cómo resistir a la barbarie que viene. Buenos Aires, Futuro Anterior y NED.))
¿En qué espacios y tiempos se instauran unas prácticas artísticas que son también prácticas de producción y circulación de pensamientos, de imaginarios eco-somáticos, de fabulaciones micropolíticas? Leer a Stengers se vuelve, aquí, un ejercicio de interpelar a quienes abrirán la puerta para presenciar el proceso de investigación y de dejarse interpelar por esas (no solo) miradas, desde los saberes que se tejen al ras de las prácticas desarrolladas por la coreógrafa y su grupo en los últimos tiempos, pre, durante, y post pandemia. Se vuelve ocasión para hacer circular con la sensibilidad de una piel que sabe de la urgencia sin apuro, en un hoy en el que no se puede negar la catástrofe no que viene sino que ya llegó hace rato. Se vuelve jardín que no se queda en secreto para cultivar esa fuerza de lo incómodo de unas políticas-poéticas situadas entre “los cuerpos” que dejan definitivamente de ser objetos de observación o de estudio sino campo vibrátil de pensamiento. Se vuelve cocina abierta de lo que no se resuelve con una gran receta ni teórica, ni práctica, perfectamente asegurada de triunfar.
¿Qué gestos y qué respiraciones, qué susurros y qué palabras surgen cuando la crudeza de la catástrofe es innegable? ¿cómo se habita, desde los saberes menores de las prácticas somáticas, bailadas, tan poco verbales tal vez, pero tan llenas de palabras a la vez, el desafío de la incomodidad más que la gran bandera de la conquista de la nueva salvación, como formas conceptuales y muy sensibles de habitar el pedazo de tierra que se llama “presente” y “juntxs”?
La invitación que surge del encuentro entre esa danza y esa filosofía tomó una consistencia a lo largo de esta residencia: la de frecuentar, un rato, las sacudidas de unas fuerzas tectónicas que saben provocar, escuchar, y saborear, algo de una experimentación política de los cuerpos juntos; esas frecuencias propias de la potencia del encuentro que no alimentan una omnipotencia como única respuesta a la impotencia corriente, sino que emiten las vibraciones frágiles de la potencia in-tangible de un “juntxs”.
((“una dinámica de compromisos productores de posibles, una dinámica que rompe el sentimiento de impotencia colectiva sin hacerlo volcar en lo temible: "¡juntos todo es posible!"”. Isabelle Stengers (2018), En tiempos de catástrofes: Cómo resistir a la barbarie que viene. Buenos Aires, Futuro Anterior y NED.))
Silvio Lang
«Intimidad de lo común»
Apertura Pública: Sábado 25 de septiembre y sábado 2 de octubre / 20 HS
Transduce Simondon: Una filosofía de lo transindividual de Muriel Combes (2017), Buenos Aires, Cactus.
Sabemos mucho de cómo las sociedades son domesticadas, sobre cómo los cuerpos se normalizan. Pero ¿cuánto conocemos de la transformación social? ¿Qué hace que se produzcan cambios en la vida cotidiana de los cuerpos y la realidad psicosocial? ¿Cómo se produce la novedad en las sociedades? ¿En qué campos de resonancia vibra el estado pre-revolucionario de lxs individuxs?
“Hay colectivo en la medida en que una emoción se estructura”, escribe Gilbert Simondon, en 1958. Y en el 2013, Muriel Combes, lo recupera y despliega al filósofo de la “cultura técnica” de una manera nueva para el pensamiento filosófico. A la vez que ella retira toda su libido de la academia francesa y se dedica de lleno al Shiatsu, una terapia energética de origen japonés. Combes parece indicarnos con ese gesto que la transformación social es energética, que vive en los tejidos de los cuerpos y en la piel social. ¿Cómo es que hay energía-de-más en los cuerpos para no seguir repitiendo una costumbre, percibir algo diferente y cambiar de frecuencia? A esa energía-de-más Simondon la llama “emoción”. Se trata de un movimiento que atraviesa los cuerpos y se propaga entre lxs individuos. Un tipo de relación transindividual que produce una intimidad de lo común.
Nosotrxs, con el Simondon de Combes, situadxs en la sociedad privada del espacio público del entre-de-los-cuerpos, por el encierro y el miedo, nos proponemos abrir un masajeatorio público, un mimaje colectivo. Poner en común las formas y las prácticas que puedan rehacer los cuerpos contraídos y estresados por la catástrofe de la angustia no colectivizada. En esta investigación coreográfica queremos volvernos sismógrafxs -o aparatos perceptivos- de la emoción. O mejor, osteópatas del movimiento restringido. Pero, también, termómetros afectivos del movimiento indeterminado, en reserva en lo profundo de los huesos, los ambientes y las cosas. Para experimentar así un “entrecruzamiento feliz” de los flujos que nos atraviesan a partir de los cuales las sociedades se transforman.
Silvio Lang
Creación y performance: Alan Borsini / Flor Sánchez Elia / Jaguar Dorado / Julia Hadida / Julián Dubié / Lucía Amico / Nehuén Zapata / Rodolfo Opazo
Performance sónica: Valentín Piñeyro
Voces: María Landeta y Marie Bardet
Colaboración artística: Paula Garland y Juan Pedro Scioli
Dirección: Silvio Lang
Sobre Silvio Lang
>Director escénico y trabajador cultural cuir. Se dedica a la producción, la escritura teórica, la enseñanza, y colaboraciones artísticas en prácticas escénicas. Ha dirigido Querido Ibsen: soy Nora; Tango Nómade; Meyerhold: freakshow del infortunio del teatro; Salón Skeffington; El Don; Ensayo de Eros; El fiord; Aprender un cuerpo; Diarios del odio; Fuerzas silvestres; Pasadas de sexo y revolución, Movimiento público, Insurrección, entre otras creaciones escénicas y acciones performáticas. Es parte de los colectivos ORGIE, Comparsa Drag, Princesas del Asfalto, Escuela de Técnicas Colectivas, Escena Política, Grupo Esfera Pública y colabora con otros espacios de activismo de investigación política y sexo-desobediencias. Es docente del programa de posgrado en Prácticas Artísticas Contemporéneas del Instituto de Artes Mauricio Kagel de la Universidad Nacional de San Martín. Fue colaborador académico y productor cultural del programa Lectura Mundi de la misma Universidad. Escribe para el suplemento SOY/Página 12, Lobo Suelto, entre otros medios, y ha participado de varias publicaciones de teoría escénica y filosofía. Silvio Lang nació en Santa Rosa, La Pampa, 1979.
Sobre Muriel Combes
Muriel Combes es profesora y doctora en filosofía. Enseñó durante largo tiempo en el último año del Liceo, en el norte de Francia y en la región de Bretaña. Participó en la creación de las revistas Persistances y Alice, y escribió artículos para Futur Antérieur y Multitudes. En 1999, Puf publicó su libro Simondon, Individu et collectivité, que fue reeditado como Simondon. Une philosophie du transindividuel por Dittmar en 2013, donde también se publicó La vie inséparée. Vie et sujet au temps de la biopolitique (2011). Además, compuso una pieza sonora sobre el amor y el comunismo, À cœurs vaillants. Dejó de enseñar filosofía en 2003. En el transcurso de los años siguientes, a través de diversas transformaciones existenciales, entre ellas la maternidad, descubrió que tenía un cuerpo. En 2008 se encontró con el Shiatsu, terapia energética de origen japonés, que practica desde entonces. Anima talleres de Tai-Chi, de iniciación a la energética china y de canto espontáneo en un pequeño poblado de Bretaña, donde reside. Se publicó en castellano su libro Simondon, Una filosofía de lo transinvidividual (2017) en la editorial Cactus.
Lo viviente sobre el límite por Marie Bardet
“Lo viviente vive sobre el límite” escribe Simondon; vive a través de -y atravesado por- los intercambios que pasan y espesan, en su metaestabilidad, una membrana; “su realidad es transductiva, es la de una relación que une dos relaciones” despliega Combes en su lectura política de la transducción como proceso de subjetivación.
A lo largo de la residencia “Transducciones”, Silvio Lang, Alan Borsini, Flor Sánchez Elia, Jaguar Dorado, Julia Hadida Julián Dubié, Lucía Amico, Nehuén Zapata, Rodolfo Opazo, Valentín Piñeyro y María Landeta, se metieron en el amasamiento de preguntas situadas en un presente que decupla las regulaciones verticales, rectas y coloniales de los contactos, y de las cercanías y distancias. Meterse en, con, desde, entre, una piel como sedimento de pasajes de umbral que desvían, tuercen y encorvan los espacios y los tiempos, más que como envoltorio de una interioridad que habría que criar, que cuidar, que proteger, que sanizar...
¿qué experiencia de lo colectivo hace una danza cuando la piel es menos frontera de interioridad que membrana vibrátil de lo transindividual? ¿es la vibración el modo no sustancial de entrar en contacto? ¿es el pasaje de umbrales y las frecuencias de onda un modo de articular objetos, sonidos, materias, pensamiento, con conceptos, afectos y perceptos? ¿cuáles son los saberes/sabores que exudan de la piel social en una práctica performativa? ¿estar en cuero es la apenas consistencia de un andar con fuerzas blandas? ¿cómo nos podemos mojar con el texto “bien léché” de una filosofía francesa pasada por la lengua del masaje? ¿en qué des-medida mirar la piel es dejar estremecer los poros de una visualidad descentrada y escurridiza?
La residencia se volvió caldo de cultivo de lecturas, de experiencias, de digestiones y digresiones, de imaginaciones futuras y restauración memoriales. Entre gestos y palabras, entre masajes y audios por teléfono, nos cuajaron las preguntas como borboteo fermentando la pudrición vital de nuestras vidas ¿cómo se mete en nuestras preguntas la mano apenas apoyada entre tus dos omoplatos? ¿qué de nosotrxs consiste e insiste en lo vibrátil de mis dedos metiéndose en el espesor de tu piel? ¿en qué refugio del ahora resuena la pregunta pertinaz por cómo armamos autonomías en interdependencia a flor de piel que agujerea nuestras (no) distancias?
“Intimidad de lo común”, es el desafío colectivo, somático y pensante de una energía transindividual que disputa un momento “juntxs” desde el excedente remanente que escapa a las lógicas de la suma de las individualidades. Apuestan -y en esta apuesta redoblan sus fuerzas blandas con la lectura de Combes- a poner en común una intimidad que no es ni la ex-peau(piel)-sición pública del “pequeño secreto del yo”, ni de la intersubjetividad como conexión de una interioridad con otra, sino la vibración del campo de fuerza de las cosas, de los elementos a través de las pieles.
Jazmín Titiunik
«Como para la bruma»
Si se quiere captar su movimiento, hay que distinguir primero los objetos que ella hace desaparecer
Apertura Pública: sábado 6 y domingo 7 de noviembre / 14.30 HS
Transduce Las existencias menores de David Lapoujade (2018), Buenos Aires, Cactus.
¿De qué naturaleza es el acontecimiento? Sea un vaso que se quiebra. Hace un momento hubo un vaso entero; ahora hay estos pedazos. Entre los dos, hay lo irreparable, hay el romperse. El acontecimiento consiste en una inversión del punto de vista: ha pasado algo que hace que ya no se pueda considerar el vaso como un vaso. En este sentido el acontecimiento es estrictamente espiritual. Nosotros somos como un niño que tras haber quebrado un vaso apunta con el dedo a todos los objetos a su alcance y pregunta: ¿frágil?.
Entrar en residencia es entrar en la experimentación. Intensificar el tiempo de trabajo y conformar una grupalidad que se entrega a una pregunta. ¿Cómo podemos volver a la investigación después del acontecimiento que vivimos? ¿Cómo podemos volver a estar juntxs? En estos dos últimos años ingresamos en una caída suspendida y sin embargo las fuerzas del mundo tal como lo conocemos pretenden seguir adelante como si nada hubiera pasado. Volver al punto exacto donde empezamos a caer. ¿Pero cuando empieza algo a caerse? ¿Y aun más, por que querríamos salvarlo de esa caída? El acontecimiento invirtió la perspectiva haciendo pedazos lo conocido ¿Y que si de esos vidrios pudiéramos como en fractales ver otras posibilidades de relacionarnos? Sin embargo, como ya se ha dicho hoy parece mas fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
Amplificando el tiempo se revela el cosmos de las cosas y a partir de ellas las infinitas aperturas que dibujan los virtuales. Estos conceptos que retoma Lapoujade desde Las existencias menores nos permiten ingresar en un tiempo del justo antes o mas bien un tiempo entre: desde que el vaso resbala de la mano hasta su estallido contra el suelo. Es esta potencialidad, este shock de lo abierto, este tiempo antes de la consolidación de la forma, lo que nos permite (o en esa primera esperanza elegimos situarnos) poder percibir lo que hay como una de todas las posibilidades de los modos de existencia. La nube de los virtuales mucho mas allá de su primera impresión de condensación teórica, implica una relación entre percepción, estética, política, libertad y legitimación. Si nos deslizamos perceptivamente en el justo antes se abre un campo de lo posible que tal vez nos habilite a una nueva manera de percibir y relacionarnos, a considerar que la existencia este más entre los seres que en los seres, a pensar la forma como un momento de un proceso a invertir el “esto es algo” por el “algo pasa”, a pensar sinápticamente, a percibir el lunecer antes que dar por segura la luna. Dejar caer lo hegemónico, lo dado, lo legitimado, lo que esperamos de una obra, de una investigación, lo que se entiende como con derecho a existir y devolverlo a una más de las infinitas posibilidades. Desdoblar, destriplicar, desmultiplicar el mundo y sentir con Souriau que lo real nos es mas que un prejuicio macroscópico.
Jazmín Titiunik
Es artista escénica: directora, coreógrafa, performer, música, investigadora y docente. Se forma en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, en Artes del Movimiento de la UNA y en la carrera de Filosofía de la UBA. Ha creado y dirigido: No voy a estar cuando me vean, Desgarremos la imagen (WIP), Estoy si no me ven (WIP); Cinthia Interminable, Un manifiesto, variaciones sobre el tiempo, el amor y las cosas; Lo que sabemos de Olga, HIja. Produce y dirige junto a la banda A las fuerzas superiores el ciclo de sesiones performáticas El Posibilódromo. Realiza experiencias performáticas sonoras en el marco Umbralismos y 12/24. Ha sido galardonada como directora por Cinthia Interminable dentro de la Bienal de Arte Joven y nominada en dos oportunidades a los Premios Teatro del Mundo como mejor coreografía y dirección coreográfica. Por sus investigaciones recibe la Beca Bicentenario a la Creación del Fondo Nacional de las Artes y PRODANZA. Trabaja como coreógrafa y colaboradora artística junto a distintes directores en el Teatro Nacional Cervantes y el Complejo Teatral de Buenos Aires. Es docente de la UNA, en los Departamentos de Artes Dramáticas y Artes del Movimiento y coordina de manera privada el espacio de investigación Las existencias menores dando clases en Chile, Uruguay y Venezuela.
Sobre David Lapoujade
David Lapoujade (París, 1964) es actualmente profesor de estética en la universidad de La Sorbonne. Fuertemente marcada por la obra de Deleuze y Guattari, su filosofía lo condujo a la recopilación y edición de los tres volúmenes de escritos dispersos de Gilles Deleuze, traducidos al español como La isla desierta, Dos regímenes de locos y Cartas y otros textos. Este último fue publicado por Cactus en 2016 junto a su trabajo Deleuze, Los movimientos aberrantes. Además, se dedicó en profundidad a las obras de Henri Bergson, sobre quien escribió el notable Potencias de la invención. Versiones de Bergson (Cactus, 2011) y de William James, del que publica una lectura cruzada con su hermano, en Ficciones del Pragmatismo. William y Henry James (Cactus, 2021). En torno a su libro Las existencias Menores que retoma la filosofía estética de Etienne Souriau, se organizó a la ocasión de su venida a Córdoba y Buenos Aires en octubre 2019, una jornada de lecturas, intervenciones performáticas y diálogo, co-organizado por la Editorial Cactus en Planta Inclán con la participación de Jazmín Titiunik, Silvio Lang, Marie Bardet, Diego Sztulwark y Yasmin Fardjoume.
Lo que apenas existe por Marie Bardet
Jazmín Titiunik reúne un grupo de bailarinas, un músico, y unas copas de cristal, en torno a cierta potencia de lo frágil. Convocan e invocan juntxs Las existencias menores, a partir de la lectura del ensayo que David Lapoujade (2018, editorial Cactus) dedica a la filosofía de Etienne Souriau. Encontraron en esa lectura el apoyo, sostén, vuelo y caída de su práctica del movimiento y de la escena. Souriau formulaba a principios del siglo XX una pregunta insistente por “los modos de existencia” más que por las esencias. ¿cómo leer algo de esta filosofía hoy, en otro momento, en otro contexto, particularmente teñido por la experiencia de la precariedad del hacer reforzada por la situación y la retórica pandémica? ¿qué urgencias intempestivas encuentran allí invitaciones a acercarse a esos modos de existir vulnerables, sin volverse lamento de la falta de fortaleza, o llamado paternalista a proteger las personas y cosas que presuponemos frágiles? ¿qué alertas sensibles a los muchos modos de aparecer y desaparecer que habitan modos de existir, se actualizan singularmente en el presente?
A lo largo de estas semanas de exploraciones, pruebas, conversaciones, lecturas, decisiones de procedimiento escénico, se trazó, más bien en hueco, una restauración de la atención capilar a todo lo que pasa ese umbral del apenas existente, entre humanxs y otro que humanxs. Esas “existences moindres”, apenas existencias, claman su existir con la voz tenue y potente a la vez de lo que atraviesa su propia existencia, a lo largo del gesto sostenido en cada pasaje de umbral, cada riesgo de contacto y de caída.
“Existir es siempre existir de alguna manera. Haber descubierto una manera de existir, una manera especial, singular, nueva y original de existir, es existir a su manera”, dice Souriau. Y Lapoujade insiste: “La instauración solo se sostiene con su propio gesto (...) las existencias ya no reciben la luz de una fuente exterior, sino que la producen en el curso del proceso anafórico que trazan, entre oscuras profundidades y lúcidas cumbres”.
¿qué instauran aquellos gestos danzados juntos a las copas con las que se van cayendo? ¿qué frecuencias vibratorias aprende la piel con el vidrio y las miradas difractadas? ¿qué de la textura y el sonido de las copas embeben los cuerpos que se presentan aquí, con el trayecto del sol como modo lumínico en el que aparecen y desaparecen los cuerpos en este ritual? ¿será bailar apenas un ritual para oír el clamor opaco en el que se suspende por un rato el poder absoluto de lo humano por sobre los otros modos de existencia?
“Instaurar es hacer valer ese derecho [instaurado y no fundado], promoverlo. Es legitimar una manera de ocupar un espacio-tiempo. Una vez más, la legitimidad ya no descansa sobre un fundamento exterior o superior, sino que es cada existencia que la conquista por un aumento de realidad. Ella se conquista a medida que una existencia afirma y despliega su arquitectónica, se enriquece con determinaciones y gana en “lucidez”.”
¿cómo una danza se -y nos- des-orienta por la legitimidad de una luz/sombra (umbral) que no viene de algún origen, fondo o fundamento que la iluminaría, ni apela a su esencia reguladora/regulada, sino a través de los apenas destellos que instauran, cualquier existencia? Instauraciones sensibles de un modo de existencia escénica, pública, danzada, cuya fragilidad no dice nada de sus potencias transformadoras en los movimientos y los imaginarios (estéticos, políticos...) de quienes se juntaron, una tarde, a ver este proceso somático y escénico de investigación-creación, «Como para la bruma»: “Si se quiere captar su movimiento, hay que distinguir primero los objetos que ella hace desaparecer”.
Buscar entre los gestos que des-pliegan sensaciones situadas con imágenes que emergen entre dermis, vidrio y sonido, aquellos raros derechos que hacen lugar al proceso mismo de afirmación susurrada de un modo singular de existir: con las copas, las manos, las caídas, las palabras, danzando su apenas derecho a la existencia, Jazmin Titiunik, Marina Zanollo, Maria Diaz, Agostina Galarza, Doxa Morfa, Julia Biscayart, , Paula Liguero y Valentin Piñeyro transformaron la escena en un campo de experimentación filosófica y bailada, haciendo la prueba vital del apenas gesto, del apenas rumor con el que algo va pasando los umbrales que deshacen algunos imposibles que cercan nuestras vidas, para respirar juntxs, en una danza, en una experiencia colectiva, aquí recobrada.
(Buenos Aires, octubre-noviembre 2021, residencia Transducciones, CCMH CONTI)
Danza contemporánea en Buenos Aires y filosofía francesa
Por Silvio Lang
Coordinador general de Transducciones
Desde hace más de siete décadas que la filosofía y la producción de pensamiento francés contemporáneo se ha propagado en la intelectualidad académica, psicoanalítica, militante y artística de la Ciudad de Buenos Aires. Con sus necesarias y contingentes distancias y trabas de circulación, aceptación o resistencias, transformaciones e institucionalizaciones, apropiaciones y singularizaciones.
Buenos Aires es una ciudad donde se comercializan los libros de Michel Foucault en los puestos de venta de diarios y revistas a cielo abierto. También, en las mesas de ofertas y en los anaqueles de cualquier librería porteña aparecen los títulos del filósofo francés. El parricidio del pensamiento revolucionario argentino se elaboró con Jean Paul Sartre, en la década de 1950, y luego se renovó con Louis Althusser. Buenos Aires es la ciudad más psicoanalizada del mundo: la teoría de Jacques Lacan reverbera desde hace más de medio siglo en nuestro inconsciente porteño. Claude Levi-Strauss y Pierre Bourdieu entraron en la currícula de la Universidad de Buenos Aires en los años sesenta. Las feministas argentinas se educaron en los sesenta con El segundo sexo de Simone de Beauvoir; la generación siguiente se plegó a la revolución lesbiana de Monique Wittig; las maricas militantes recargaron su “Política Sexual” con Hebert Marcuse, pero fue después que leyeron a Guy Hocquenghem. La crítica literaria académica en la década de 1980 se hizo con la semiótica de Roland Barthes, la reelaboración de Ferdinand de Saussure por Émile Benveniste, el espacio literario de Maurice Blanchot y la fenomenología de la imagen de Gastón Bachelard. En los años noventa el movimiento feminista/queer se reconoció en la deconstrucción de Jacques Derrida. El primer contacto que aún tienen lxs ingresantes a la universidad pública con el espíritu científico es por el médium Bachelard. En la última visita de Jacques Rancière a la Argentina hubo que cortar una calle del barrio porteño de Flores para que el filósofo hable ante las masas, desde un escenario montado especialmente para él. Cuando vino David Lapoujade a presentar sus libros una multitud de jóvenes artistas y estudiantes se agolparon en una sala de danza contemporánea para escucharlo y ver las performances que lo invocaban. Casi no hay artista en Buenos Aires que no haya leído o que no cite a Gilles Deleuze. Mientras que los artistas activistas trafican, a su manera, las ideas de Félix Guattari y el colectivo Comité Invisible/Tiqqun. Los grupos de estudio que leen a Alan Badiou, Henri Meschonnic y Gilbert Simondon, en Buenos Aires, persisten y se multiplican. Julia Kristeva, Bárbara Cassin y Elizabeth Roudinesco son recibidas como lo sería la actriz Catherine Deneuve. Lxs bailarinxs de la Ciudad leen a Jean-Luc Nancy como revistas del corazón y maestrxs independientes y coreógrafxs se han instruido en la fenomenología de Maurice Marleau-Ponty y en el concepto de tiempo de Henri Bergson.
Es así que, en el sedimento de este historial de movimiento de ideas, muchxs artistas de la danza contemporánea de Buenos Aires se encuentran leyendo o en cercana distancia con la filosofía francesa y resonando en ella durante sus procesos de creación coreográfica.
Pequeña presentación del contexto filosófico-artístico de las residencias
Por Marie Bardet
Asesora teórica de Transducciones
du possible, sinon j’étouffe
(algo posible, sino me ahogo)
Mayo 68, Paris
Unas filosofías que tejen en lengua francesa planteos conceptuales atizados por problemáticas donde las dimensiones de la materialidad sensible son abrazadas como abiertamente políticas, más allá y más acá de la representación. Las conexiones misceláneas que operan desde un antropóceno en putrefacción, hacen con sus lecturas del post-estructuralismo francés un compost, en el que diferentes prácticas somáticas y performativas de la escena porteña meten mano, agujereando interrogantes situados, descentrados y al bies, cultivando procedimientos creativos como correntadas de aire para hacerse/nos vidas un poco más respirables.
Marie Bardet hace filosofía y también danza. Nació en un pueblo de Francia y vive ahora en Buenos Aires. Su hacer y su pensar corren las fronteras entre teoría y práctica y se nutren tanto de la improvisación y las prácticas somáticas como de la filosofía contemporánea y de los pensamientos-prácticas transfeministas y queer/cuir. En todo ese arco, tensa los problemas que recorren los cuerpos y la política configurando espacios comunes de multiplicidad artística y pensamiento situado. Es docente-investigadora del IDAES en la UNSAM y dirige el posgrado en “Prácticas Artísticas Contemporáneas” del IAMK- UNSAM. Desarrolla conferencias escénicas (Les restes des gestes, 2010; Des-articulando: conferencia en movimiento, 2012; Perdre la face-perder la cara 2019) y escribe (Pensar con Mover, ed. Cactus 2012; “Saberes gestuales: epistemologías, estéticas y políticas de un "cuerpo danzante”, revista Enrahonar, 2018; Hacer Mundos con Gestos, ed. Cactus, 2019; Perder la cara, ed. Cactus, 2021).