La muestra NUNCA MÁS actualiza la mirada sobre los consensos alcanzados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en los inicios de la apertura democrática.
Tanto las fotografías de Enrique Shore (1984) que documentan y testimonian la existencia de los centros clandestinos de detención como las tapas ilustradas por León Ferrari (1995) sobre el NUNCA MÁS son expresiones visuales en consonancia con su tiempo.
Dicho patrimonio visual aporta a nuestro acervo cultural, político e histórico fortaleciendo la construcción colectiva de la vida democrática a través de la transmisión generacional de nuestra historia reciente.
León Ferrari
A mediados de la década del noventa del siglo pasado la cuestión de los desaparecidos adquirió una renovada presencia en la Argentina.
Las leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida (1987) durante la presidencia del radical Raúl Alfonsín y los indultos presidenciales (1990) de su sucesor, el peronista Carlos Menem, configuraron el andamiaje jurídico que dio sustento a la impunidad de los represores.
La "confesión" del capitán Alfredo Scilingo (confirmando la existencia de los "vuelos de la muerte") y el surgimiento de la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos contra la Impunidad, por la Justicia contra el Olvido y el Silencio) reinstalaron el tema de la memoria y la demanda de justicia en la esfera pública.
En ese marco, a partir de la preocupación por la transmisión de ese pasado a las nuevas generaciones, se realiza en 1995 una nueva edición del Informe Nunca Más, proyecto conjunto de la editorial EUDEBA y el diario Página 12.
El Informe Nunca Más de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) fue republicado en diferentes fascículos con una tirada de 75.000 ejemplares cada uno.
El diario decidió acompañar cada entrega con un trabajo artístico: los collages producidos por León Ferrari, padre de un desaparecido y exiliado durante la dictadura.
Aquí se exhiben una selección de esas tapas ilustradas por el gran artista plástico que permiten apreciar tanto su lectura e interpretación del Nunca Más como algunos de sus temas y preocupaciones recurrentes que forjaron su tradición artística: aquella caracterizada por la combinación de la iconografía cristiana con la política y la violencia.
Enrique Shore
Enrique Ezequiel Shore fue un trabajador de la CONADEP convocado como fotógrafo para registrar las inspecciones a los CCD (Centro Clandestinos de Detención) en 1984. En enero lo llama Raúl Aragón para ofrecerle el trabajo, tenía 27 años. No dudo, aceptó inmediatamente.
Había comenzado a trabajar como reportero gráfico durante el mundial 78, luego se desempeñó en el diario Popular hasta conseguir una beca de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa). Vivió durante un año y medio en Estados Unidos estudiando fotoperiodismo en la Universidad de Missouri. Volvió en febrero de 1983 para documentar el final de la dictadura cívico-militar trabajando como fotógrafo freelance para distintos medios del exterior.
…“Empecé a caer en la cuenta unos días más tarde, cuando para el primer procedimiento que fuimos a hacer, (Raúl Aragón) me había pedido la dirección y me dijó a las 8 de la mañana te pasan a buscar, yo bajé y había un coche de la policía, un falcon verde, con dos claramente policías de civil, y dije acá me tengo que subir yo.”... (testimonio entrevista Enrique Shore, ANM Archivo Oral)
Tomó alrededor de 2000 fotografías para la CONADEP que se encuentran disponibles a la consulta en el Archivo Nacional de la Memoria.
Su trabajo sigue siendo prueba fundamental en los juicios de lesa humanidad llevados adelante contra los represores y es uno de los registros fotográficos más importantes acerca de la maquinaria de terror impuesta por la dictadura cívico-militar.
En la actualidad Enrique reside en la ciudad de Nueva York y si bien sigue realizando fotografías de prensa su pasión está puesta en fotografiar pájaros en libertad.