Antes de ser la líder feminista que hoy se conoce, Nora Cortiñas era un ama de casa tradicional. Fue catapultada a la vida política de su país cuando la dictadura militar de 1976 a 1982 secuestró a su hijo Gustavo y a miles de otros jóvenes activistas. Rechazada por el gobierno, la iglesia y los medios de comunicación, Nora sale a la calle en 1977 con otras madres de “desaparecidos”. Juntas crean el movimiento de resistencia Madres de Plaza de Mayo y libran una lucha formidable por justicia contra el violento régimen autoritario. A pesar del encarcelamiento y las ejecuciones, Nora y las Madres sobreviven a la dictadura y emergen como un símbolo triunfante de los derechos humanos, la rebelión y la protesta.