¿Qué es la Historia si no una dilatada serie de crímenes, de injusticias, de hechos inconfesables, de testimonios que todavía esperan, de silenciamientos?
Más allá de su dimensión patética, la referencia al crimen nos recuerda la máxima de Heráclito que reconoce en el conflicto al padre de todas las cosas. Si se escribe contra la muerte, no se escribe sin ella. Y ciertamente se puede escribir también para ella. Por eso hay agón, lucha en toda la literatura poderosa. ese agón no sólo habita en el gran "relato histórico", sino que también concierne a la lucha diaria, al género periodístico que puede tanto dar lugar a la denuncia del crimen como a silenciarla. Porque hay en toda crónica una lucha entre el partido del olvido y el partido de la memoria. Hay quienes siguen las huellas y quienes buscan borrarlas. Pero la memoria sólo cumple su destino si condesciende mínimamente a la poesía, tomada en su más amplio sentido. ¿Cómo, si no, convertir el dolor en testimonio? Si acaso se puede establecer la cifra de soldados que cayeron en Goose Green, la esclavitud jamás los hará hablar. ni siquiera a los sobrevivientes. sólo una narrativa con vocación de tal puede dar la palabra al silencio, y ése es el nudo -o uno de ellos- de este libro de Victoria Mora, porque esa palabra que hace hablar a los restos del naufragio o la masacre es la palabra que se revela como acción.
Marcelo Barros