Artista argentino nacido en Paraná en 1941, se convirtió en un prolÃfico dibujante entre los años 60 y 80. A los dieciséis años egresó como Maestro de Dibujo de la Escuela Municipal de Arte Manuel Belgrano, de Santa Fe. Pocos años después, en 1960, se recibió como Profesor de Dibujo de la Escuela Provincial de Artes Visuales Juan Mantovani. Su primera muestra la realizó en la Alianza Francesa de Santa Fe (1962). A lo largo de ese perÃodo santafesino, Aymá tuvo la oportunidad de intercambiar perspectivas artÃsticas con tres importantes artistas del litoral, como son Ricardo Supisiche, José Planas Casas y Fernando Espino.
Junto a su mujer, la artista Edith Sannuto, se instaló en San José del Rincón hasta 1968, año en que trágicamente esta falleció. En ese lugar fue donde descubrió su fascinación por la tinta y el grafito.
A partir de la década del 70’ y debido a la difÃcil situación polÃtica del paÃs, Aymá comenzó a experimentar con el dibujo testimonial para dar cuenta de lo que venÃa sucediendo y dejarlo plasmado en el papel. Es asà como comenzó a dedicarse a la realización de las series, que reflejaron la represión que se empezaba a sufrir por aquella época (“Del terror urbano”, “Urbanismo y terror”, “Vivir matando”, “De la violencia”, “Condenados”, entre otras). Asimismo, impactado por los acontecimientos, pocos dÃas después del golpe de Estado en Chile, Aymá comenzó la serie “Matar en Chile: fiesta de la canalla”, asà como un libro con el mismo tÃtulo. Si bien se centraba en plasmar el horror, la violencia y la brutal represión, este artista también tuvo la capacidad de alternar estos aspectos, con dibujos de paisajes apacibles, árboles, rostros calmos, etc., siendo esta una de sus épocas de trabajo más productivas.
Tiempo después, en 1978, con motivo de la dictadura cÃvico militar argentina, tuvo que exiliarse en España junto a Dina San Emeterio y su pequeña hija Ana, donde vivió en un pueblito cercano a Barcelona durante ocho años. AllÃ, se dedicó a impartir clases de dibujo a niños, niñas y adolescentes. En 1980, la Editorial Siglo XXI de México lanzó una convocatoria para un concurso de dibujo con un tema muy presente en la vida y obra de Aymá: El militarismo en América Latina. Asà fue cómo este artista encargó un libro de 150 páginas en blanco que decidió enumerar y dibujar a diario, sin bocetos previos, que fue titulado “Dibujos del loco del arenal”. Este libro lo dedicó a todas las vÃctimas del militarismo latinoamericano.
En 1986 decidió retornar a la Argentina (Santa Fe) motivado por un cáncer fulminante que le llevó a la muerte en 1987. Sus cenizas fueron esparcidas en el rÃo Ubajay de San José del Rincón, en Santa Fe.
Federico Aymá tuvo una intensa carrera artÃstica caracterizada fundamentalmente por las series ya mencionadas, las cuales fueron materializadas en tinta sobre papel, con el lenguaje de la lÃnea y la mancha como protagonista. Siempre en el universo de la figuración, Aymá construÃa espacios diversos, retratos o escenas cotidianas. Alternaba su profesión como docente en escuelas públicas, con su trabajo en el taller. Por medio del arte, este artista pretendió siempre representar la realidad, su propia visión del mundo, reflejando también lo brutal o lo duro, a partir de temas como la violencia, el sexo, la mujer o la muerte.
El dibujo funcionó para Aymá como vehÃculo de denuncia. Realizó varios dibujos que reflejan la situación polÃtica de los 70´ en la Argentina, el horror, la tortura, los represores, los rostros enmascarados, sangrando, gritando… También hizo series de paisajes, cabezas, máscaras, parejas, bestias, autorretratos, etc. Su obra se convirtió en un testimonio social, donde los finos trazos, las manchas y las salpicaduras negras, se combinan hasta alcanzar un intenso expresionismo comunicativo. Realizaba figuras grotescas, agitadas, sufrientes... La factura del dibujo en Aymá refleja su impronta gestual, consiguiendo interpelar al espectador y sacudirlo para mostrar su visión del mundo.
En obras como “Glorias de Juan Gelman” que forma parte del patrimonio del Conti, Aymá decidió alternar el dibujo con una escritura fluida, incluyendo fragmentos del poema del escritor, poeta y militante argentino. Cabe destacar la fluidez y mordacidad de los distintos rostros y sus miradas (militares, mujeres desnudas). Aymá utilizó la figuración como un medio para reflejar su compromiso con la realidad social, a través de trazos rápidos y abocetados.
Por último, cabe destacar que este artista tuvo la oportunidad también de ilustrar algún libro de relevancia como la obra de Antonio Skármeta “No pasó nada” de 1980, para la Editorial Pomaire de Barcelona, o “La lluvia y el rinoceronte”, de Thomas Merton (1981). Además, incluyó 12 de sus dibujos de la serie “Matar en Chile” de 1974, en el n° 12 de la revista Crisis.
Entre 1962 y 1985 se realizaron varias exposiciones individuales de Federico Aymá en diferentes ciudades (Santa Fe, Buenos Aires, Madrid y Barcelona). Asimismo, tras su muerte se organizaron algunas muestras en homenaje a su figura en el Museo Municipal de Artes Visuales de Santa Fe, asà como en el Foro Cultural de la Universalidad Nacional del Litoral.