Fernando "Coco" Bedoya es un artista peruano radicado en Argentina desde finales de los setenta, que exploró la realidad peruana y argentina a través de la pintura, la fotografÃa, el dibujo y la serigrafÃa, asà como los lazos entre ambos paÃses. El compromiso polÃtico es una constante en su arte. Constituye una figura bisagra entre las experiencias de activismo polÃtico en Perú y Argentina ya que experimentó los cambios en el Perú después de 1968, y vivió los efectos y las luchas que dejó la dictadura cÃvico-militar argentina.
Estudió grabado en madera a los 12 años, pintura a los 14 y luego Ciencias de Comunicación en la Universidad de Lima. Ex miembro activo de varias expresiones colectivas como Paréntesis o el Festival de Arte Total Contacta 79 (donde realizó el "Proyecto Coquito" junto con otros artistas, que proponÃa una intervención visual y conceptual sobre un libro del mismo nombre y que después le dió el nombre de guerra "Coco"). En Contacta 79, que habÃa sido organizado en Lima por Francisco Mariotti en 1979, confluyeron durante cuatro dÃas obras de géneros tradicionales (poesÃa, música, cine, teatro y artes visuales) junto con otro tipo de manifestaciones artÃsticas como acciones, ensamblajes, etc.
Bedoya fue uno de las mayores exponentes del trabajo serigráfico de la década de los 80. Además, su trabajo coincidió con el momento de surgimiento de diversos lenguajes artÃsticos vinculados con la reproducción masiva, en ese afán de la época de democratizar el arte. Se estableció tempranamente en Buenos Aires (1981), donde continuó con su trabajo de acción gráfica. Junto con Mercedes Idoyaga ("Emei"), Diego Fontanet, Joam Prim, Gustavo Romano, Daniel Sanjurjo y otros tantos artistas, decidieron impulsar la conformación de un colectivo denominado primero GAS-TAR (Grupo Artistas Socialistas-Taller de Arte Revolucionario) y más tarde C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Participativo-Tarifa Común). Los integrantes de este grupo recuperaron de la experiencia peruana conceptos clave como el de "arte al paso", acuñado por Huayco en alusión a la popular y callejera "comida al paso", a partir de su destacada instalación "Salchipapas" (1980), construida en la calle primero y luego en la galerÃa, con miles de latas de leche vacÃas, recicladas de la basura.
GAS-TAR y C.A.Pa.Ta.Co llevaron a cabo durante toda la década de los 80' y los primeros años de los 90' una serie de intervenciones callejeras participativas (gráficas, performáticas), a la vez que propiciaron movidas masivas dentro de espacios contraculturales. En pocos casos se ubicaron en los márgenes del circuito artÃstico. Su espacio privilegiado fue la calle, en el marco de las movilizaciones masivas, en general convocadas por el movimiento de derechos humanos. Se vincularon con las Madres de Plaza de Mayo, participando de acciones artÃsticas con las que apoyaban la lucha contra el indulto y las leyes de obediencia debida y punto final. Asimismo, asumieron la intervención en conflictos obreros (como la huelga de la fábrica Ford en 1985) y desplegaron solidaridades internacionales (como la acción masiva participativa de encendido de velas en apoyo a los opositores a la dictadura chilena de Pinochet). Con estos colectivos de arte, los artistas pretendÃan colectivizar los medios de producción artÃstico- culturales, producir obras y eventos de arte de forma colectiva, lograr la participación creativa del público, llegar a un público más amplio del habitual y ligarse a las luchas de los trabajadores.
A comienzos de 1980, Bedoya habÃa realizado la serie "En la cancha se ven los pingos", la cual está compuesta de tres piezas originales en blanco y negro en XEROX y técnica mixta en distintos formatos. Para su realización, contó con la incorporación de las nuevas tecnologÃas al proceso gráfico y grabado. Plaza de Mayo, que pertenece a esta serie, es una copia serigráfica y la única elaborada en colores. El original es una obra en XEROX (al cual se le fue agregando con el tiempo fragmentos de documentos de acciones en Plaza de Mayo), a partir de una primera foto de Plaza de Mayo del grupo GAS-TAR y CAPATACO. La serie se expuso en el Centro Cultural Recoleta, en el Museo SÃvori y en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
A lo largo de 1988, Bedoya organizó cuatro Museos Bailables, que se trataba de convocatorias para artistas visuales, fotógrafos, cineastas, músicos, poetas, performers, mimos, estencileros, etc. para ocupar durante una noche el ámbito de distintas discotecas de aquellos años, tanto de la movida under como las de moda. La actividad habitual de la discoteca no se interrumpÃa, sino que se veÃa sorprendida o interferida por un cúmulo de propuestas artÃsticas. En esta suerte de "museo", la expectación respetuosa propia de los museos tradicionales quedaba totalmente anulada. Solo algunas piezas estaban colgadas en la pared pero a mucha altura o mal iluminadas, de modo que quedaban medio invisibilizadas. Tal y como el propio Bedoya ha reconocido en alguna oportunidad, los Museos Bailables le debieron mucho al Festival de Arte Total Contacta 79.