Artista argentino nacido en Buenos Aires en 1950, se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Sin embargo, sus primeros acercamientos al arte fueron apareciendo desde chico, fundamentalmente gracias a su madre, quien le llevaba en ocasiones a ver alguna muestra y le estimulaba a dibujar, y a su tío quien, apasionado por el arte, también dibujaba y hacía acuarelas. Además, tal y como él mismo reconoce, su padre también tuvo cierta influencia en su formación artística. Aunque dedicado a la odontología, algunas cuestiones tuvieron mucha injerencia en Elía, como las herramientas que manipulaba a diario en su profesión (similares a las que el artista empleó después), o algunas anécdotas como una en la que con tan solo 10 años le enseñó a sacar un molde que Elía considera su primera escultura.

Su vasta producción data desde 1968 y oscila entre dibujos, pinturas, objetos (como los broches, lapiceros o piedras) y collages buscando, desde sus comienzos, la interacción entre esas disciplinas artísticas y el trabajo en el espacio. Como tantos otros, se siente producto de mayo del 68´ francés. Realizó su primera muestra individual en 1979. En su obra, Elía suele emplear objetos que descontextualiza para resignificarlos y construir así un nuevo discurso semántico mediante el lenguaje artístico. De esta forma, interpela al espectador al ubicarlo en un lugar diferente al de los juicios y valores habituales. Tiene una enorme pasión por la literatura argentina, siendo un gran admirador de maestros como Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Julio Cortázar, etc., por lo que también ha dedicado parte de su vida a la lectura y escritura. Ha viajado por distintos países como Perú, Francia, Italia o España, así como ha vivido en tres ciudades extranjeras diferentes: Nueva York, Madrid y Barcelona.

En 1978 tuvo que exiliarse en Barcelona de forma repentina a raíz de varias desapariciones personas de su entorno más íntimo, entre ellos su primo Horacio y su novia (se sospecha que fueron llevados al ex centro clandestino de detención y tortura de la ex ESMA). De su círculo más cercano, Elía era una excepción ya que no militaba, aunque por miedo a que la inteligencia militar lo indicara como el eje del grupo, decidió definitivamente exiliarse. En Barcelona, donde vivió durante un año, no pudo organizar ningún taller, de manera que se dedicó a la escritura, mientras sobrevivía vendiendo artesanías en las ramblas catalanas.

La obra de Elía, aunque no sea de forma explícita, ha estado siempre muy influenciada por las marcas imborrables que dejó la dictadura cívico militar en Argentina, tales como la muerte, la desaparición o el secuestro. Por tanto, ha realizado un tipo de arte muy reflexivo, vinculado con la memoria. Asimismo, ha trabajado con datos literarios, políticos y sociales para armar una trama de significados profundos y subjetivos.

En 1986 viajó a Nueva York al haber quedado ganador de la Beca de la Fundación Simón Guggenheim con un proyecto de investigación en relación al juego de la rayuela. En 1992 fue elegido por la Fundación Kónex como una de las cien figuras más importantes de las artes visuales argentinas de la década del 80'. Desde 1993 dicta seminarios de arte en diferentes instituciones nacionales: Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Escuela Nacional de Bellas Artes 'Prilidiano Pueyrredón', Casal de Cataluña, Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova.

Ha expuesto su obra de forma individual en las principales galerías y espacios de arte, tanto en el país como en el exterior. Asimismo, ha participado en exposiciones colectivas desde 1969, tanto en el país (Museo Eduardo Sívori, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, ArteBA) como en el extranjero (Maison de l'Amérique Latine de París, Centro Georges Pompidou de París, Feria ARCO de Madrid). Por otra parte, ha recibido numerosas distinciones entre las que se pueden destacar el Premio Beca Fondo Nacional de las Artes en Proyectos Especiales, el Premio Gunther, V Bienal-Buenos Aires, Primer Premio Pintura, Centro de Arte y Comunicación y Centro Cultural Recoleta y el Premio Joven Pintura Argentina (mención) de la Fundación Fortabat, todos ellos obtenidos durante 1995. Además, se ha dedicado también a la docencia, dando cursos en la Escuela Prilidiano Pueyrredón o con Juan Astica y Eduardo Stupía en la Escuela Ernesto de la Cárcova.

Solidaridad, obra en la que dicho concepto aparece escrito en blanco sobre un pizarrón escolar negro cuyas "i" son tizas blancas, forma parte de un proyecto incompleto que consiste en replicar esta pieza en todas las escuelas de la República Argentina. Por este motivo, no se trata de una obra de gran complejidad técnica de modo que pueda ser reproducida sencillamente. La propuesta está pensada para ser colgada en un lugar público y concurrido de una escuela, para que sirva como disparador de la curiosidad de los chicos y así se aborde la relación entre arte y solidaridad y el significado del propio concepto de "solidaridad".

La obra es la tercera copia realizada (las anteriores están una destruida y la otra sustraída). Este ejemplar llegó al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti a pedido de Nora Hochbaum, primera coordinadora de Artes Visuales de la Institución. Según el propio artista, el hecho de que esta pieza esté ubicada en el CCMH Conti es sumamente importante para él (y para todos los argentinos), ya que lo considera el sitio óptimo por lo que simboliza dicho centro cultural en el país.

Solidaridad fue publicada en la revista "1999 Fin de siglo" de la Fundación Patricios (1995) y exhibida en una muestra colectiva: "1999 Fin de siglo", de la misma fundación. El curador de dicha exhibición fue el Arq. Mariano Bilik y Elena Olivares. También se exhibió en el Centro Cultural Recoleta en otra exposición colectiva llamada "Las sillas".