Artista autodidacta nacido en Buenos Aires en 1920, es uno de los referentes del siglo XX más relevantes del arte argentino y del mundo. Dedicó su vida a hacer denuncia polÃtica, religiosa y social por medio del arte.
Entre 1938 y 1947 estudió ingenierÃa en la Facultad de Ciencias Exactas, FÃsicas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Nunca realizó estudios formales de arte. En 1946 comenzó a pintar y dibujar ocasionalmente. En 1952, con motivo de la tuberculosis que sufrÃa una de sus hijas, Ferrari y su familia decidieron viajar a Florencia (Italia) para internarla en el Hospital de Niños de esa ciudad. Luego se trasladaron a Roma donde, en 1954, el artista comenzó a realizar grandes vasos de cerámica con un artesano siciliano. También trabajó en el taller del escultor italiano Renato Marino Mazzacurati. Participó en el concurso nacional de cerámica que se realizaba en el Museo Internazionale delle Ceramiche de Faenza. Conoció a Lucio Fontana, gracias al cual participó en la X Trienal de Milán. También expuso en la galerÃa Cairola de Milán cincuenta piezas únicas de cerámica de unos 60 o 70 centÃmetros de altura. Antes de inaugurar dicha muestra, Ferrari decidió regresar a Argentina.
En esos años empezó a experimentar con diversos materiales y soportes. Además de la cerámica, se interesó por el yeso, el cemento, la madera y los alambres de acero inoxidable. En 1960 expuso sus esculturas en cemento, yeso y arcilla en la GalerÃa Galatea de Buenos Aires y un año más tarde presentó 16 obras en la galerÃa Van Riel de Buenos Aires, que incluÃan maderas talladas y las primeras esculturas en alambre, realizadas en acero inoxidable, bronce, cobre, plata, oro, paladio y tantalio. En la exposición de Galatea tuvo la oportunidad de conocer a Rafael Alberti, con quien entabló una gran amistad, de la cual surgió con el tiempo el libro "Escrito en el aire" (1964), que realizaron en colaboración.
Entre 1961 y 1962, Ferrari se trasladó a Milán, donde participó en una exposición de pintores y escultores argentinos (entre ellos Fontana y Mario Pucciarelli), realizada en el Teatro del Corso de Milán, y en la GalerÃa Pater de esa ciudad con una exposición individual que incluÃa algunas piezas de madera y metal.
Promotor de la vanguardia conceptual y polÃtica en Argentina, poco a poco comenzó a indagar sobre las relaciones entre imagen y escritura, lo que dio lugar a obras repletas de escrituras abstractas (que siguió realizando a lo largo de toda su carrera). En 1963 realizó la primera Carta a un general, escritura con letras y palabras deformadas. Las escrituras deformadas contienen un texto que, en algunas ocasiones puede descifrarse, mientras que en otras es una maraña de lÃneas abstractas. Ferrari las denominó "escrituras deformadas", mientras que las obras en las que no hay ningún texto, las llamó "dibujos escritos". En ese mismo año, el artista comenzó a focalizarse con entusiasmo en la realización de esculturas con alambres retorcidos (Torre de Babel, obra de gran tamaño realizada con alambres y chapas).
En 1964, Ferrari terminó el libro "Cuadro Escrito", en el que reunÃa una serie de textos manuscritos dibujados de forma muy abigarrada.
En 1965, presentó para el premio Di Tella, una de sus obras más polémicas: La Civilización Occidental y Cristiana, en la que aparece la imagen de Cristo crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, una explÃcita denuncia al poder polÃtico de los EEUU y al religioso del Vaticano, haciendo referencia a la guerra de Vietnam y a la complicidad entre ambos poderes. Esta obra fue rechazada por el entonces director del Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, Romero Brest, por lo que Ferrari solo pudo exponer las tres cajas que acompañaban la pieza. Dichas cajas también generaron controversia y fueron criticadas públicamente en el diario La Prensa, por no considerarlas artÃsticas sino más bien como un acto polÃtico. A partir de entonces, la producción artÃstica de Ferrari no dejó de provocar al espectador.
Entre 1966 y 1970, la guerra de Vietnam pasa a ser un tema central en sus trabajos y denuncias. Participó en la organización de la exposición de Homenaje al Viet-Nam (1966). En 1967 comenzó a trabajar en "Palabras ajenas", libro configurado como un collage literario de 120 personajes que presenta la violencia ejercida por parte del mundo occidental en los distintos momentos de la historia de la humanidad. Ferrari lo pensó a modo de obra teatral para ser representada durante unas 10 horas. El espectador acudirÃa ya comenzada la función y se irÃa cuando quisiera, ya que esta no tendrÃa ni principio ni fin.
A fines de ese mismo año, Ferrari participó en la exposición colectiva de "Homenaje a Latinoamérica", muestra en la que se honraba a la figura del Che Guevara, que se realizó en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP).
En 1968, Ferrari tuvo un rol protagónico en la obra colectiva Tucumán Arde. Participó en la organización de la exposición y fue uno de los artistas firmantes del manifiesto, redactado por MarÃa Teresa Gramuglio y Nicolás Rosa.
Presentó varias noticias periodÃsticas sobre el conflicto azucarero en aquella provincia y un collage de frases tomadas de los discursos oficiales contra los obreros de los ingenios.
En 1969, participó en la exposición "Malvenido Rockefeller" que se realizó en la SAAP. Estuvo compuesta por afiches de más de 60 artistas, en repudio a la llegada de Nelson Rockefeller a la Argentina. Su viaje desató diferentes protestas en varios paÃses latinoamericanos. León Ferrari presentó una bandera argentina con la imagen del Che Guevara superpuesta.
En 1971 participó de la publicación de la Contrabienal que organizaron algunos artistas latinoamericanos que vivÃan en Nueva York, como forma de rechazo de la Bienal de San Pablo y en repudio a la represión en Brasil. Al año siguiente, formó parte también del Contra-Salón realizado en la Sociedad Central de Arquitectos frente al Salón Nacional. Ferrari presentó una obra relativa a la Masacre de Trelew. Poco después expuso en el Salón Independiente organizado en la sede de la SAAP, de nuevo en repudio de la censura y la represión, en el que presentó la reproducción de una nota de diario sobre los fusilamientos de Trelew con testimonios de los sobrevivientes.
En esos años, viajó a Santiago de Chile y a Cuba. Además, formó parte del Foro por los Derechos Humanos y del Movimiento contra la Represión y la Tortura. En 1976 comenzó a recortar noticias de los diarios sobre los terribles acontecimientos que se empezaban a conocer del accionar de la dictadura cÃvico militar en Argentina. A fines de ese año decidió abandonar el paÃs y exiliarse a San Pablo (Brasil) junto a toda su familia. Uno de sus hijos prefirió quedarse en Argentina hasta que, en 1978, recibieron la noticia de que lo habÃan asesinado y trasladado su cuerpo al predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Durante su exilio en Brasil, el artista decidió dedicarse por completo al arte. Retomó las esculturas con alambres, asà como experimentó con fotocopias, arte postal, heliografÃas, microfichas, video-textos, libros de artista, grabados, dibujos y collages. También escribió textos poéticos. En Brasil realizó varias exposiciones, tanto individuales como colectivas.
En 1982 regresó por primera vez a Argentina. Ese mismo año, comenzó a hacer collages en los que vinculaba la iconografÃa católica con la erótica oriental y con imágenes contemporáneas. En 1991, después de varias idas y venidas, decidió instalarse definitivamente en Buenos Aires, en donde siguió trabajando y exhibiendo su obra en distintas muestras.
En 1996 ilustró el libro "Nunca Más", que reúne los testimonios de los crÃmenes perpetrados por la última dictadura cÃvico militar en Argentina.
En 2007, recibió el León de Oro como mejor artista en la 52 Exposición Internacional de Arte Bienal de Venecia, Italia. La última muestra en la que participó antes de su muerte (25 de julio de 2013), fue en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, organizada por la entonces SecretarÃa de Cultura de la Presidencia de la Nación.