Las situaciones y personas que Martín Di Girolamo recrea en sus esculturas resultan confusamente cercanas: podemos no saber bien de quiénes se trata pero creemos haberlas visto antes. Y porque quizás alguna vez las vimos -en forma de foto, como parte de una noticia, en una imagen viralizada- suponemos que podemos entender de qué hablan. Pero, ¿cuánto del dolor de esas vidas logra realmente traspasar las pantallas para tocarnos? Somos remotos y pasivos en nuestra condición de espectadores virtuales, estamos condenados a la total fugacidad de lo que podría llegar a conmovernos.
En La opacidad de lo evidente, Di Girolamo selecciona escenas en las que parece restituir al menos una parte de todo lo que han perdido, es reparador y amoroso. Su talento de escultor reconstruye los cuerpos en esos momentos justos, en el grito, en el forcejeo, en los efectos de diversas catástrofes sobre rostros o torsos. Ahora no es posible no mirarlos, parece decir. Ofrecidos a los tiempos largos de la mirada sobre el volumen, dispuestos para el recorrido circular e incluso abiertos a nuestras posibles ganas de tocarlos. Un conjunto de historias tristes que propician nuestra empatía; una pequeña victoria.
Las situaciones y personas que Martín Di Girolamo recrea en sus esculturas resultan confusamente cercanas: podemos no saber bien de quiénes se trata pero creemos haberlas visto antes. Y porque quizás alguna vez las vimos -en forma de foto, como parte de una noticia, en una imagen viralizada- suponemos que podemos entender de qué hablan. Pero, ¿cuánto del dolor de esas vidas logra realmente traspasar las pantallas para tocarnos? Somos remotos y pasivos en nuestra condición de espectadores virtuales, estamos condenados a la total fugacidad de lo que podría llegar a conmovernos.
“El orden digital -dice Byung-Chul Han en La expulsión de lo distinto- provoca una creciente descorporalización del mundo. Hoy hay cada vez menos comunicación entre cuerpos. El orden digital elimina los cuerpos que se nos contraponen. (...) El mundo se presenta como placer visual que trata de agradarnos. Tampoco la pantalla visual tiene el carácter de una mirada. Windows es una ventana sin mirada. Nos protege justamente de la mirada. (…) El ruido de la comunicación vuelve imposible estar a la escucha. La escucha tiene una dimensión política. Es una acción, una participación activa en la existencia de otros, y también en sus sufrimientos. Es lo único que enlaza e intermedia entre las personas para que ellas configuren una comunidad”.
El gesto de Di Girolamo al seleccionar estas escenas, decidiendo restituir al menos una parte de todo lo que han perdido, es reparador y amoroso. Su talento de escultor reconstruye los cuerpos en esos momentos justos, en el grito, en el forcejeo, en los efectos de diversas catástrofes sobre rostros o torsos. Ahora no es posible no mirarlos, parece decir. Aquí están, delante de nuestros ojos, amparados por el espacio del museo, ¡y qué hermoso que pueda cobijarlos precisamente este museo! Vuelven. Ofrecidos a los tiempos largos de la mirada sobre el volumen, dispuestos para el recorrido circular e incluso abiertos a nuestras posibles ganas de tocarlos. Un conjunto de historias tristes que propician nuestra empatía; una pequeña victoria.
No es casual que la obra de Martín haya seguido este derrotero, en todo coherente con su compromiso ideológico. Las obras aquí reunidas nos confrontan con lo ominoso y ya no hay manera de seguir de largo. Estamos de pie frente a lo que narraban esas imágenes destinadas a perderse en el bombardeo. No hay me gusta posible; las ventanas, al igual que esas vidas, están rotas. La invitación es dura pero por fin volvemos a ser lo único que puede redimirnos: pura mirada, pura escucha.
Resina epoxi
150 × 240 × 169 cm
2019
Ahed Tamimi es la niña que muerde la mano del soldado usurpador que intenta detener a su hermano menor. Es considerada un símbolo de la resistencia palestina. Hija del activista Bassem al-Tamimi, Ahed adquirió fama mundial al viralizarse un video en el que aparecía abofeteando a un soldado israelí en su casa, pocas horas después de que otros soldados hubiesen disparado en la cabeza con una bala de goma a su primo de quince años. Fue condenada a ocho meses de cárcel por este y otros incidentes menores.
Resina epoxi, esmalte, óleo
90 x 70 x 90 cm
2019
María Meza y sus cinco hijxs buscaban asilo después de esperar más de cuatro horas cerca del puerto de entrada de Otay Mesa en la frontera San Diego-Tijuana.Al igual que cientos de migrantes centroamericanos intentaba asaltar la cerca en la que un sistema llamado “medición” limita el número diario de solicitantes. En su intento por cruzar, la madre hondureña aleja a sus hijas gemelas del gas lacrimógeno disparado por las fuerzas estadounidenses. Horas más tarde, la Aduana finalmente permitió el paso de la mujer y lxs menores.
Resina epoxi, escombros
Medidas variables
2019
Según la ONG «Observatorio Sirio para los Derechos Humanos», más de 310.000 personas han muerto en Siria, entre ellas casi 105.000 civiles, 11.000 de ellxs niñxs, y millón y medio han resultado heridas desde el comienzo de la guerra civil en 2011. El Observatorio, que tiene su sede en Londres pero cuenta con fuentes en el interior del país, sostiene que el silencio de la comunidad internacional ante los crímenes de guerra y contra la humanidad que tienen lugar allí, no hace sino alentar a los criminales a matar a más y más gente.
Resina epoxi
120 × 145 × 85 cm
2019
El nombre de la joven es Gabriela Maldonado. La imagen pertenece a los registros de una performance del grupo Yeguada Latinoamericana comandado por la artista, performer e investigadora escénica Cheril Linett. La acción, titulada Virgen del Carmen bella, tuvo lugar el 29 de septiembre de 2019 durante una procesión de la Virgen del Carmen -ícono cívico-religioso del conservadurismo chileno- en Santiago de Chile. Las activistas se infiltraron en la procesión con una Virgen “travesti, kitsch y chola” y terminaron detenidas.
MDF calado y pintura poliuretánica
170 x 130 x 7 cm
2019
Determinadas actuaciones de los individuos pueden ser ilegales en el sentido de que violan o transgreden lo prescrito por la ley. Sin embargo, las personas como tales no son ni pueden ser ilegales. Hay quienes podrán carecer de la documentación legal precisa que autorice su presencia en el territorio de un determinado Estado, pero ésto no les priva de su condición de sujetos de derecho ni les sitúa fuera del ámbito de protección de la ley. El hecho de emigrar no es en sí ninguna actividad ilegal sino que, por el contrario, está reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 13.2).
Resina epoxi
133 x 40 x 37 cm
2017
La imagen, que representa a una joven que fotografía su cuerpo escuálido, pertenece a la serie Pathological beauty. Se trata de un cuerpo encorvado, vuelto sobre sí mismo, con los huesos expuestos, que persigue una idea de belleza higiénicamente instrumentada por los medios. Este cuerpo, como tantos otros, remite a individuxs psicológicamente vulnerables ante mandatos sociales y cánones estéticos imperantes.
Resina epoxi
97 x 30 x 25 cm
2017
El protagonista de esta obra es el entrerriano Fabián Tomasi, quien falleció en 2018 luego de transitar una dura polineuropatía tóxica que lo llevó a terminar con su masa corporal pulverizada, por efecto de los agroquímicos. Su caso es un símbolo de lo que genera la fumigación sistemática y sin control de los campos en la Argentina, cuyos efectos multiplican enfermedades y producen alteraciones como las que vemos en este retrato/homenaje.
Resina epoxi
90 × 40 × 60 cm
2019
La foto de esta niña simboliza los estragos de la guerra. Se reactualiza cada cierto tiempo en redes sociales para ilustrar noticias sobre conflictos bélicos. Las referencias la sitúan en Siria o Gaza y suelen relatar que ella tapa los ojos de la muñeca para que no vea los desastres que le toca presenciar. Pero según ha explicado su autor, Fatih Özenbaş, en realidad la imagen fue tomada mientras recorría Bursa (Turquía) para dar testimonio de la pobreza del país: frente a los disparos de la cámara, la pequeña tuvo el impulso de tapar los ojos de su vieja muñeca porque estaban rotos.
Resina epoxi, sal
Medidas variables
2017
La imagen proviene de lo sucedido con una embarcación que trasladaba a cuatrocientos inmigrantes libixs que, en camino a Italia, naufragaron en el Mediterráneo. Los cuerpos de niñxs depositados en las costas de Europa condensan el drama de la vida abandonada por los Estados, expulsada por las guerras, ignorada por países que centran su debate en cómo mantenerlos fuera de la “perfecta” Europa. Vidas descartables, vidas que no cuentan. Lxs niñxs mueren en el terror y sus cuerpos quedan abandonados en las playas.
Resina epoxi
75 x 60 x 50 cm
2017
Henry Rodríguez es un tatuador venezolano radicado en España que desfiguró su rostro mediante decenas de cirugías para asemejarse a Red Skull, el villano neonazi de la saga del Capitán América. Una transformación monstruosa que se practica en nombre de la identidad deseada, bajo los modelos que promueven ideales de felicidad a partir de la conversión en otrxs, símbolos de poder o belleza.
Resina epoxi
65 x 50 x 50 cm
2017
La pieza representa a una mujer afgana que quiso abandonar a su marido por maltratos. Él la persiguió hasta encontrarla, le cortó la nariz, las orejas y la abandonó para que muriera. Pero ella logró sobrevivir, su nombre es Aisha Mohammadzai. Fue tapa de la revista Time en 2010 y su imagen recorrió el mundo. La violencia de género expresada en asesinatos, empalamientos, violaciones o ataques al rostro, como en este caso, no remite a mundos lejanos sino a nosotrxs mismxs.
Resina epoxi
145 x 140 x 70 cm
2017
Un hombre muestra su cuerpo a los medios, revelando las heridas producidas por balas de goma recibidas al ser reprimido en el marco de una manifestación por reclamos sociales. La violencia institucional como respuesta a las demandas populares deja su huella en los cuerpos marginados.
Resina epoxi
145 x 130 x 50 cm
2017
Otro hombre muestra su torso en una acción exhibicionista que contrasta con Torso 1, siendo acaso su antítesis. Remite a los cuerpos esculturales exhibidos como modelos aspiracionales, integrados al esquema capitalista de consumo en contraposición con quienes se encuentran fuera del sistema productivo.