La muestra fotográfica propone un recorrido por sitios de memoria ubicados en distintas ciudades de la Argentina. Muchos de ellos fueron centros clandestinos de detención y tortura, el último destino en el que los detenidos-desaparecidos fueron vistos con vida, o donde sucedieron hechos emblemáticos vinculados al terrorismo de Estado; otros se emplazan allí donde estuvieron sus hogares familiares o donde desarrollaron sus proyectos políticos. Son espacios para recordar y reflexionar sobre los que no están. Para volver a pensar en sus vidas y en sus proyectos colectivos.
Recuperados por la lucha de los organismos de derechos humanos, por decisión del Estado, por el esfuerzo de grupos militantes, son lugares públicos que hoy están destinados de manera permanente a la trasmisión de la memoria, la educación y la promoción y defensa de los derechos humanos.
Texto curatorial por Ludmila Da Silva Catela
Texto curatorial
Rejas, paredes agrietadas, baldosas marcadas, inscripciones, puertas y ventanas que demarcan el adentro del afuera, lo clandestino de lo legal. En el campo, en la ciudad, en manzanas alejadas o en cuadras llena de vecinos. Marcas visibles, huellas indelebles, rastros a ser señalados. Los espacios de memoria en Argentina son la representación visible de un pasado que no pasa. Cualquier visitante o ciudadano que recorre las ciudades no puede transitarlas sin encontrarse con alguna marca que señala, enuncia, alerta sobre la violencia ejercida por el terrorismo de Estado.
Los espacios de memoria, esas marcas en la esfera pública, no se construyeron de un día para el otro. No se conquistaron de manera aislada. Estuvieron y están atados a luchas de los organismos de derechos humanos, a demandas sociales, a instituciones e individuos emprendedores de memoria, a coyunturas históricas nacionales e internacionales, a la posibilidad de disponer de políticas públicas que los doten de recursos humanos y económicos para que sean posibles.
Encierran en sí mismos, materialidades que destruyen cualquier intento de negacionismo; significados profundos sobre vidas laceradas, violentadas, asesinadas pero también historias de resistencias, dignidades recuperadas y testimonios que permiten ejercer la Justicia frente a los crímenes de lesa humanidad.
Estos espacios tienen una particularidad, no fueron recuperados y reconstruidos para reproducir el horror, ni para mostrarlo literalmente. Pretenden, de manera contraria, abrir, señalizar, mostrar espacios de acción política, cultural, social en el presente que permitan indagarnos sobre cómo esos hechos fueron posibles. Los espacios de memoria, le recuerdan a la comunidad imaginada de la Nación, que esos ejercicios del terror y las violencias ejercidas, fueron posibles dentro de sus fronteras y ejecutadas por ciudadanos argentinos contra ciudadanos y ciudadanas argentinas. Nos interpelan, constantemente, sobre la posibilidad de que esas experiencias puedan volver a repetirse. Nos invitan a ejercitar una vigilancia conmemorativa contra el olvido, a investigar para conocer y denunciar lo que allí pasó y contribuir al ejercicio de la Justicia.
Las prácticas de memoria promovidas en y desde sus instituciones, son una búsqueda constante del mantenimiento del lazo social que une a los muertos (desaparecidos y asesinados) con los que estamos vivos. Que evocan continuamente la pregunta “¿cómo fue posible?”. Estas acciones en y desde los espacios de memoria permiten reflexionar sobre un cómo que recupere todos sus sentidos, incluidos los más problemáticos sobre el pasado reciente; que permitan comprender y reflexionar sobre la tragedia vivida, pero también sobre las apuestas políticas que estuvieron involucradas en ese pasado y las que están en juego en el presente. Un cómo que debería, posibilitarnos imaginar un presente y un futuro, con un sistema de derechos humanos y justicia que no permita que ningún ser humano sea tratado como una “cosa” y así asesinado, masacrado, o simplemente, ignorado.
Ludmila Da Silva Catela
Espacios de Memoria
Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA (CABA)
A partir del golpe de Estado cívico militar del 24 de marzo de 1976, en la ESMA funcionó uno de los centros clandestinos más grandes del país. Sin perder su funcionamiento como escuela, fue eslabón clave del plan sistemático de secuestro, tortura, exterminio y robo de bebés y bienes.
La Perla (Provincia de Córdoba)
La Perla fue uno de los Centros Clandestinos de Detención Tortura y Exterminio (CCDTyE) más grande del interior del país. Comenzó a funcionar con el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 hasta fines de 1978. Se estima que en ese período permanecieron en cautiverio entre 2200 y 2500 personas. La gran mayoría continúan desaparecidas.
Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de Córdoba
El Archivo Provincial de la Memoria fue el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2). Durante la década de 1970 funcionó como Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio. Hoy es un Museo de Sitio señalizado en sus paredes por testimonios de personas que estuvieron detenidas allí.
Campo de la Ribera (Provincia de Córdoba)
Ubicado en el sudeste de la Ciudad de Córdoba, el "Campo de la Ribera" fue entre diciembre de 1975 y mediados de 1978 uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que formaban parte del terrorismo de Estado. En 2010 se transfomó en un Espacio de Memoria. "Queremos que se visibilice el lugar como una manera de ingresar en nuestra memoria social, repensarnos, cuestionarnos, preocuparnos sobre qué debemos hacer como sociedad para que el Nunca Más no sea solamente un deseo", sostienen quienes trabajan por mantener viva la memoria del lugar.
Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de Mendoza
Durante la última dictadura cívico militar, el Departamento 2 de Informaciones (D2) de Mendoza, ubicado en el Palacio Policial, funcionó como centro clandestino de detención y tortura. Por allí pasaron centenares de presas/os políticos y desaparecidas/os, incluso niñas y niños, fruto de la persecución a las actividades sindicales, estudiantiles, sociales y políticas. Fue el CCD más importante de la provincia.
Escuelita de Famaillá (Provincia de Tucumán)
Las instalaciones de esta escuela, aún antes de haberse terminado de construir, fueron utilizadas como centro de detención y torturas, desde febrero de 1975 hasta fines de 1976, es decir, mientras duró el "Operativo Independencia", primera experiencia masiva y sistemática de implementación del terrorismo de Estado en la Argentina.
Comisaría 5ta de La Plata (Provincia de Buenos Aires)
En pleno centro de la ciudad de La Plata, operó este centro clandestino de detención que formó parte del plan sistemático de apropiación de niños y niñas durante la dictadura cívico militar. Esta dependencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires integró el "Circuito Camps", como se llamó a la red represiva conformada por al menos veintinueve centros de reclusión ilegal que operaron en la provincia bajo el mando del entonces jefe de la policía bonaerense Ramón Camps.
Casa Mariani - Teruggi (La Plata, Provincia de Buenos Aires)
El 24 de noviembre de 1976 se produjo uno de los operativos más cruentos en la Ciudad de La Plata: la casa del matrimonio Mariani-Teruggi fue rodeada, atacada y saqueada por las fuerzas de la dictadura. Fueron asesinados Diana Teruggi, Daniel Mendiburu Eliçabe, Roberto César Porfidio, Juan Carlos Peiris y Alberto Oscar Bossio. Daniel Mariani logró salvarse porque en ese momento no se encontraba en su domicilio. El 1 de agosto de 1977 fue asesinado. La hija de Diana y Daniel, Clara Anahí, sobrevivió al ataque y fue robada con vida de la casa por personal de las fuerzas armadas.
"El Chalecito" (Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires)
Durante la última dictadura cívico militar, el predio conocido como "La casa del faro" funcionó como centro clandestino de detención. Aquí permanecieron secuestrados hombres y mujeres perseguidos por su militancia política y social. Fueron sometidos a torturas, para ser luego liberados, derivados a otros centros clandestinos de detención, asesinados o desaparecidos.
Viejo Aeropuerto de Trelew (Provincia de Chubut)
El Centro Cultural por la Memoria de Trelew funciona en el aeropuerto viejo de la ciudad, donde se produjo en 1972 la detención de presos políticos que se habían fugado y que posteriormente serían fusilados en la Base Almirante Zar, en lo que se dio en llamar la Masacre de Trelew, un antecedente central del terrorismo de Estado en Argentina.
Destacamento de Arana (La Plata, Provincia de Buenos Aires)
Durante la última Dictadura cívico-militar, en el Destacamento de Arana funcionó un centro clandestino, en el que se estima estuvieron secuestradas unas doscientas personas, la mayoría de las cuales fueron asesinadas o permanecen desaparecidas. Dependía de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires, y operó bajo la órbita del Área 113, formando parte del "Circuito Camps".
Mansión Seré (Morón, Provincia de Buenos Aires)
La Mansión Seré (también conocida como Quinta de Seré o Atila) Se convirtió entre 1977 y 1978 en uno de los más importantes centros clandestinos de detención de la zona oeste del conurbano. Por allí pasaron centenares de personas que fueron torturadas y desaparecidas bajo la responsabilidad de la Fuerza Aérea Argentina.
Virrey Cevallos (CABA)
Ubicado a pocas cuadras del Congreso Nacional, este centro clandestino formó parte del circuito represivo desplegado por la Fuerza Aérea. Según los testimonios de los sobrevivientes, también operaron allí miembros de la Policía Federal y del Ejército. La propiedad disponía de tres plantas. En la planta baja había un garaje por donde ingresaban a las personas secuestradas. Le seguía un patio y, más adelante, una sala de torturas. En el entrepiso se encontraban las celdas de confinamiento.
Club Atlético (CABA)
El centro clandestino de detención, tortura y exterminio "Club Atlético" funcionó entre febrero y diciembre de 1977 en el sótano de un edificio de tres plantas que era la sede del Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal. Se calcula que allí permanecieron secuestradas y fueron torturadas más de 1500 personas. Muchas de ellas continúa desaparecidas.
Servicio de Informaciones (Rosario, Provincia de Santa Fé)
En el edificio de la Jefatura de Policía de la Unidad Regional II de Rosario, en el área del Servicio de Información (SI) funcionó el mayor centro clandestino de detención de la región. Se estima que allí estuvieron secuestradas 1800 personas, perseguidas por su militancia política y social.
Automotores Orletti (CABA)
Ubicado en el barrio de Floresta, este antiguo taller de automotores y vivienda familiar fue alquilado y acondicionado por agentes de la SIDE para instalar un centro clandestino que funcionó como base principal, en la Argentina, del Plan Condor: la coordinación represiva ilegal entre países del Cono Sur.
Olimpo (CABA)
Durante la última dictadura, este centro clandestino funcionó en un predio perteneciente a la División Automotores de la Policía Federal. Sus instalaciones fueron especialmente construidas por agentes del Servicio Penitenciario Federal. Parte de su estructura provenía del centro clandestino "Club Atlético", que fue demolido en 1978. Formó parte de circuito represivo ABO (Atlético-Banco-Olimpo).
El Infierno (Avellaneda, Provincia de Buenos Aires)
En pleno centro de la localidad de Avellaneda, a solo dos cuadras de la avenida principal, esta dependencia policial fue parte del aparato represivo bonaerense. Durante la dictadura funcionó como centro clandestino, dependiendo de la Dirección General de Investigaciones que dirigía Miguel Etchecolatz, bajo la órbita del entonces jefe de policía bonaerense Ramón Camps.